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La atleta que fue acusada de ser un hombre en un control de sexo

María José González Patiño, hoy catedrática de Universidad, recuerda para 'Publico', treinta años después, aquel episodio en Japón que destrozó su carrera y que valió para que mujeres, con su mismo caso, "hoy sean deportistas anónimas que compiten sin problema". Y todo ello gracias a su pelea

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María José González Patiño.

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MADRID.- Hoy retrocedemos treinta años en el tiempo: ella tenía 24 y amenazaba con comerse el mundo. Tenía una fe en sí misma que procedía del océano Atlántico, donde su padre, capitán de barcos, "se dejaba la vida peleando con las olas". Tenía un ímpetu que se inspiraba en la muerte de su único hermano por leucemia y que ni siquiera ella, a pesar de los dos trasplantes de médula que le hizo, pudo evitar.

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"¿Presidenta de la Federación?"

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María José González Patiño, cuando competía.

"En las empresas, la gente se queja mucho y es importante recordarles que la sociedad la formamos todos, no sólo el Estado, el Gobierno… Siempre hay un trabajo que podemos hacer cualquiera de nosotros", explica María José Martínez Patiño, la mujer que hoy replica sin miedo a la crisis. "Claro que la he sufrido en la Universidad, donde los recortes me han impedido, por ejemplo, viajar muchísimas veces. Pero somos españoles, tenemos la marca España y siempre sabemos cómo reinventarnos". Criada en un colegio de monjas, se ha reconvertido al budismo, en el que se conjuntan pasado y presente, la historia de una mujer que nunca peleó por esa medalla olímpica que soñó. "Alguna vez sueño que vuelvo a competir y que llego tarde a las eliminatorias de 100 metros vallas". Pero rápidamente despierta y recuerda que ahora su nombre no sólo es el de una pionera. También el de esa mujer a la que preguntar si aspira a presidir la Federación Española de Atletismo. Y sin contestar que sí tampoco contesta que no. "El problema sería que no tengo vocación de hacer campaña".

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