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La atleta que surgió del frío

Mayte Martínez ya sólo piensa en los próximos Juegos Olímpicos. La vallisoletana se encuentra inmersa en su preparación para subir al podio de los 800 metros en Pekín.

IGNACIO ROMO

Ver correr a Mayte es un placer estético. La vallisoletana, una de las tres mejores atletas del mundo en los 800 metros, posee una zancada muy elegante, amplísima y con una virtud que le hace despegarse de sus rivales: su fase de impulsión en la pista. El tobillo de Mayte Martínez debería ser estudiado por la medicina: es prodigioso.
La escena es impactante. Ver entrenarse a una de las principales opciones de medalla de España para los Juegos Olímpicos genera una doble sensación. Por un lado, devuelve la fe en el atletismo romántico, el del esfuerzo auténtico, la dureza de lo agónico, el sudor de la extenuación y la satisfacción de las victorias y los grandes cronos.

Por otro lado, impresiona de verdad ver a una medallista de bronce de unos campeonatos del mundo entrenándose en condiciones durísimas. En tiempos de centros de alto rendimiento y máquinas sofisticadas, May-te Martínez encarna el espíritu de la pureza del atletismo: Carros de Fuego en versión castellana.

La mañana era tremendamente fría el pasado martes en Valladolid. No era el mejor ambiente para que una atleta se entrene, pero en Castilla están algo acostumbrados. Sin embargo, lo verdaderamente insoportable era el viento. Soplaba un vendaval que obligó a cambiar la disposición de las series de 300 metros en la pista para evitar el golpe en la cara, el bloqueo de brazos y piernas que impide avanzar y perjudica la técnica de carrera.

El atletismo en los genes

Desde muy pequeña quedó claro que Mayte llevaba el atletismo en los genes. “Yo, cuando era pequeña, iba siempre corriendo a todas partes. De hecho, mi madre me dio algunos azotes por esto y me decía que fuera andando, como las demás niñas. Daba igual, yo siempre corría, ¡hasta me picaba con los coches!”. El talento de Mayte emergió rápidamente. A los 15 años ya era campeona de España de los 1.000 metros en categoría cadete.

Aunque Mayte es mediofondista, cuando se analiza su larga progresión, lo cierto es que se ha comportado como una auténtica corredora de fondo. Pasó una larga travesía de dos años –con muchos días de intentarlo todo en la pista y volver a casa llorando– en los que fue de lesión en lesión hasta que se le diagnosticó su enfermedad del tiroides. No le faltó ayuda. “A mí la Federación Española me siguió apoyando a través de los servicios médicos a pesar de no tener beca. Y yo eso lo agradezco”.

Fueron momentos duros para May-te. La doctora Palacios, que sigue siendo su endocrinóloga, le dibujó un futuro muy oscuro como atleta de élite. “Hace ocho años, me dijeron que pensara en dejarlo, por mi problema de tiroides”.Es posible que aquellos años en blanco resultaran buenos para alargar su carrera deportiva. Como afirma su pareja y entrenador, Juan Carlos Granados, “aquel parón ha reducido su carga interna de entrenamiento, es decir, aunque Mayte tiene 31 años, no está tan sobrecargada de trabajo físico como otras atletas de su edad”.

El sueño de Sidney

El año 2000 fue como un sueño para Mayte, significó su irrupción en la élite. “A comienzos de aquel año, si me hubieran dicho que iba a ir a los Juegos Olímpicos, no me lo habría creído”. La sorpresa fue mayúscula. Mayte compite en la primera ronda y gana su eliminatoria. “Aquello fue increíble porque yo fui a Sidney a disfrutar y de repente me veo en semifinales y habiendo ganado”.

Pero su gran año ha sido 2007, con su bronce en los Mundiales de Osaka.  La vallisoletana ha rebajado su mejor marca hasta 1:57.62, muy cerca de los 1:57.45 de Mayte Zúñiga, que siguen como récord de España ... ¡y van a cumplir ya 20 años!

¿Es este récord uno de los objetivos de Mayte Martínez para 2008? La respuesta sorprende. “Pues no. Sé que este año mis piernas han valido ese récord. Yo, para 2008, firmo una temporada igual que la de este año. El récord no me preocupa, porque yo sé que, si lo valgo otra vez, el año que viene estaré en la lucha por las medallas en Pekín”.

El problema del dopaje surge en la conversación y aquí las ideas de la atleta castellana son muy claras. “Siempre habrá dopaje. Yo ampliaría las sanciones a cuatro años y retiraría las medallas. Al que se sancione, yo le quitaría todos los títulos y récords anteriores. El caso es que mientras haya dinero en juego, la gente hará trampas. No sé, parece que en la reciente cumbre de Madrid intentaron flexibilizar las sanciones. Es totalmente incomprensible. Las que se dopan nos quitan las medallas a las que corremos con nuestro esfuerzo”.

Pekín en el horizonte

Mayte Martínez habla de los Juegos de Pekín con toda tranquilidad, sin obsesionarse. A pesar de su tercer puesto en los últimos Mundiales y de que acabó el año siendo, prácticamente, la número dos del mundo, no piensa en ser campeona olímpica. “Yo aspiro a subir al podio: ése es mi objetivo. Ahora bien, sé que cuando suene el disparo iré a por todas, pero si cae un bronce me iré feliz, felicísima”.

En ocasiones se le critica que sale demasiado atrás, que debería arrancar más rápido y estar en la cabeza desde el principio. “¡Es que no puedo! No tengo más velocidad. Voy a ritmo desde el principio, tengo un chip en el cerebro que siempre me manda ser cauta –quizá es por el tiroides– pero que me permite acabar al mismo ritmo mientras las rivales se hunden. Mis últimos 50 metros son espectaculares. Ésa es mi arma”, confiesa la brillante medallista española.

La gran favorita al título olímpico, en su opinión, es la keniana Jepkemei. “Es una atleta curiosa porque tiene dos piernas que son dos palillos, parece que se vaya a romper”.
De cara al futuro, Mayte no es precisamente optimista cuando observa la situación del atletismo español. “La Playstation está haciendo mucho daño al futuro del atletismo español porque se está perdiendo la capacidad de esfuerzo. En realidad, es un reflejo de la sociedad”.

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