Público
Público

Un AVE hacia la historia

El Real Madrid se clasifica para jugar una Final a Cuatro 15 años después. El equipo blanco jugará en el Sant Jordi de Barcelona como si fuera su casa

GERMÁN ARANDA

Nada, un par o tres de horas en AVE, así de fácil es plantarse en una Final a cuatro para el Madrid y le ha costado 15 años. El despertar de Suárez, discreto en el resto de la serie, y el dominio absoluto del rebote en el último cuarto marcaron el camino del equipo de Molin no sólo al regreso a la élite europea, también a una ciudad, Barcelona, en la que se sentirán en casa pese a que habitualmente no hay lugar más hostil para ellos. El 6 de mayo, el Maccabi espera en semifinales.

Está visto que los análisis de largo recorrido pueden romperse en unos minutos en el mundo del deporte. Se suponía que el Madrid vivía en crisis permanente por el dominio del eterno rival y cambió de entrenador, pero ahora es el vigente campeón el que está deprimido por no poder revalidar el título ante su afición. El Madrid puede estar ante su momento, también en la ACB, pues recibe al Barça mañana y también puede igualarles en victorias y darles caza.

El Valencia, sin presión y con un gran Savanovic, empezó dominando

El inicio no fue esperanzador para los locales. Un Savanovic excelso, anotando desde cualquier posición, marcó el gran arranque (2-11 fue el primer parcial) de un Valencia suelto, sin presión, decidido a disfrutar del juego y por tanto sin los fallos propios del miedo a la derrota. Sí forzó la ansiedad en un inicio los errores y las pérdidas de un Madrid presionado por el peso de los años lejos de la élite.

Cuando se aferraba al que viene siendo su tabla de salvación, Tomic, el Madrid topaba con el músculo, esta vez mucho más atento a las ayudas, del juego interior valencianista.

En cuanto los visitantes tenían el balón, Rafa Martínez, Cook o De Colo lanzaban contragolpes trepidantes. Estos dos, de hecho, llegaron a jugar juntos cuando Pesic decidió apostar por dos bases en pista y al Madrid le costaba jugar a ese voltaje.

Florentino Pérez, Valdano, Granero y Cristiano arroparon a la sección

El técnico serbio arriesgó con las rotaciones y agradeció, sobre todo, un par de triples de Richardson que enmudecieron a la Caja Mágica cuando el Madrid se empezaba a entonar. Lo estaba haciendo por la vía de Tucker y Suárez, en medio de un intercambio de aciertos sin respiro, por mucho que los árbitros entorpecieran el ritmo castigando con demasiadas faltas la defensa agresiva del Madrid, que con todo consiguió irse al descanso con sólo dos puntos de desventaja.

Tres latigazos consecutivos (los dos últimos de Llull) desde el perímetro y un Valencia que empezaba a fallar dieron un vuelco repentino al marcador, algo más que habitual en esta serie. Con su primera ventaja (45-44, m. 22), el Madrid empezó a crecerse con la voz de su afición. No dejó de hacerlo, aunque Rafa Martínez iba a liderar el último intento de rebelión visitante. Estaba demasiado solo ante miles de madridistas desgañitándose como nunca. 

¿Te ha resultado interesante esta noticia?