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El balón como arma defensiva

España, primer campeón que no encaja un gol en los últimos cuatro partidos de un Mundial

GONZALO CABEZA

La portería de Casillas en las cuatro rondas finales quedó a cero. Nunca antes había pasado algo así en un Mundial, aunque no es la primera vez que España se muestra excelsa en defensa en un gran campeonato, ya en la Eurocopa dejó a cero su puerta en todas las rondas del KO.

La Roja sólo ha encajado dos tantos, ambos fueron consecuencia de un rebote. Italia, la anterior campeona, también consiguió recibir tan sólo un par de goles en el torneo, uno de ellos en la final. Aquella selección azzurra destacaba por ser fiel a la rácana tradición transalpina. España no responde a esa filosofía y, sin embargo, ha conseguido los mismos resultados que los italianos. La clave está en el balón. La selección ha articulado su juego desde la posesión España ha tenido el balón 34 minutos de media por encuentro y el segundo mejor, Argentina, se ha quedado en 29 minimizando el número de ataques del rival. A España le han rematado 63 veces, a una media de nueve por partido. Ningún otro equipo de los que pasó la primera ronda consiguió una media menor y sólo la eliminada en primera ronda Italia pudo limitar más los ataques rivales. La estadística, además, se ve muy lastrada por los 14 remates de Holanda en un partido con prórroga que tuvo seis remates más que cualquier otro encuentro español.

Excepción hecha de la final y el partido contra Chile, España siempre duplicó como mínimo los remates realizados por su rival. Esos dos partidos en los que las cifras fueron más parejas demuestran que es la posesión lo que hace que La Roja asfixie el ataque de sus rivales, son los dos únicos encuentros en los que el control de balón de la selección no pasó del 60%. Para conseguir la supremacía en la posesión de balón ha sido clave la rápida recuperación del esférico. La Roja ha robado un total de 410 balones, casi 59 por encuentro, tres más que Alemania.

España, además, no ha necesitado recurrir al juego duro para detener a sus rivales. La media de faltas cometidas por La Roja está en 11 por encuentro mientras que ha recibido casi 20 en cada uno de sus partidos. Sólo en la final se superaron las 15 faltas y en total sólo le mostraron ocho tarjetas amarillas, cinco de ellas en el último partido, un dato por el que la FIFA ha entregado a España el premio al juego limpio.

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