Este artículo se publicó hace 15 años.
Belenguer señala el camino para el Getafe
El capitán espoleó a los suyos en la segunda parte contra el Numancia, que certificó su descenso
Salió Belenguer en la segunda parte. Y el Getafe, que amenazaba a la angustia, cambió la cara. Tiró cuatro quiebros seguidos el capitán en la misma jugada. Y la temperatura subió en el estadio como si hubiese revivido Marilyn Monroe.
El talento, que llevaba encarcelado toda la noche, se sintió libre para actuar. Y el Numancia, que había defendido con la máxima comodidad, vio que no saldría vivo. En realidad, no lo merecía. No se puede ganar así. O, al menos, no se debe. Porque la realidad es que esta gente apenas cruzó la raya de medio campo en toda la noche. Muy poco.
El Getafe vivió una primera parte apestosa. Jugó con todo el dramatismo posible. No le salió casi ninguna idea. Faltaba el mando a distancia. Hay gente de sobra para desempeñar ese papel, pero en la primera parte no salió nadie. Así, el partido se llenó de amenazas vacías, de balones previsibles, la única vida que perseguía el Numancia.
La otra estaba muchos kilómetros más arriba: Aranda. Y Goiria un poquito menos. Y, efectivamente, cada vez que el balón se aproximaba a la vera de Aranda se anunciaba algo. Pero fueron tan pocos... En cualquier caso, el Numancia tenía lo que quería: el marcador quieto y la esperanza en pie.
Sin embargo, la reanudación no tardó en arruinarle. Hacía falta un golpe de efecto. Y ese fue Belenguer. Si él hizo diabluras con el balón, ¿por qué no iban a hacerlo otros mejores que él? De repente, Manu saltó la tapia por la izquierda y le procuró una ocasión de fabula a Soldado, en la que Juan Pablo demostró que es un portero importante. A la siguiente, ya no tuvo nada que hacer. Fue Contra el que corrió hasta el área pequeña regateando como en sus tiempos en el Alavés. Y en la última gestión le puso el gol en la bota a Soldado. No podía fallar. Aquel balón lo empujó el estadio completo.
De ahí al final, el Numancia cambió gente. Dio igual. Su incapacidad fue rotunda. A la carrera, sin tantos baches, el Getafe tuvo mejor vida. Llegaron más ocasiones, hasta un penalti, que no entraron. Pero eso no impidió el triunfo que debe dejar a los azules en Primera. Aunque, cuidado, esto no se ha acabado. Sí para el Numancia, que ya es de Segunda.
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