Este artículo se publicó hace 15 años.
Bolt contra Owens
Esta noche (21:35 h, La 2) se disputa la carrera más esperada de los últimos años
La sombra de Jesse Owens es alargada. El irrepetible velocista-saltador de los años treinta, el hombre que batió cuatro récords del mundo en una hora y se llevó cuatro oros olímpicos delante de las narices de Adolf Hitler, todavía habita en el Olympiastadion. Owens, nieto de esclavos, pasea su espíritu por los muros de este estadio irrepetible, que conserva su estructura desde hace siete décadas.
"Cerrando los ojos, podemos recordar a aquellos atletas con esperanza en sus corazones y alas en los pies". Así comienza la película Carros de Fuego, con una frase que eriza instantáneamente la piel de cualquiera que ame el atletismo. Y en este mágico estadio, cerrando los ojos, podemos ver a Jesse Owens.
Bolt puede borrar el espíritu de Owens, que aún habita en el Olympiastadion
Pero desde ayer hay otro espíritu que comienza a manifestarse en estas pistas, antaño de ceniza y hoy de un tartán azul, elegante y eléctrico. Se llama Usain Bolt y es el hombre llamado a resucitar el interés por el atletismo a nivel mundial. "Es un superatleta", decía ayer Alberto Juantorena. "Es un extraterrestre", afirmaba Yago Lamela.
Bolt es el nuevo dios del atletismo. Ayer lo volvió a demostrar en los cuartos de final. Es el único ser humano capaz de caminar los 100 metros en 10.03. A su lado tenía a Daniel Bailey, el velocista de Antigua, un hombre que disfrutó, que sonreía a su lado y entró una centésima por delante, en 10.02.
Esta tarde Bolt deberá correr un poco más rápido en las semifinales (19:10 h.), aunque no demasiado. Le bastará un crono de 9.90, fácil para él, para avanzar hasta la final. Entonces empezará lo bueno. Porque allí le espera alguien.
El duelo entre Usain y Tysones el más esperado de los últimos años
Tyson Gay es el gran rival del plusmarquista mundial. Está en forma. Realmente lo ha estado durante todo el año y se ha plantado en Berlín con una tarjeta de visita en la que se puede leer 9.77. Un crono espectacular para un hombre que acude como segundoespada.
El guión de la final parece escrito. Es previsible que Gay, de menor estatura (y menor recorrido para que el sistema nervioso transmita los estímulos), tenga una mejor reacción al disparo, una arrancada más rápida. En la final, Gay puede ir en cabeza hasta los 50 metros. No más.
Usain Bolt posee la maquinaria humana mejor diseñada para correr en toda la historia. En Pekín protagonizó una puesta en marcha antológica. A los 40 metros iba segundo, y en sólo cinco zancadas aventajó a todos en más de un metro. Eso no lo ha hecho nadie. Su aceleración, cuando va lanzado, es prodigiosa. Puede correr 10 metros en sólo 82 centésimas (un parcial que le haría correr los 100 metros en 8,2 segundos con salida lanzada), algo que no logró ni el tramposo Ben Johnson cuando se desayunaba con anabolizantes.
Ayer Gay corrió en 9.98 y Bolt caminó los 100 metros en 10.03
Nuggets contra costillas
Bolt y Gay representan dos escuelas muy diferentes, dos formas antagónicas de entender la velocidad. El jamaicano vive de la genética, del tremendo arsenal cromosómico que existe en el Caribe y que va alimentando a Jamaica, pero también a Bahamas, Antigua o St. Kitts. Para Bolt correr rápido es una expresión natural de su talento, algo tan jamaicano como bailar reggae.
Tyson Gay es uno de los productos de esa gigantesca factoría de talentos que es la universidad americana. En 2004, cuando defendía la camiseta de Arkansas, fue campeón universitario con 10.06. Desde entonces, no ha dejado de mejorar. Gay es un velocista muy técnico, más bajo que Bolt pero con una capacidad competitiva tremenda. Es el actual campeón mundial.
El americano saldrá delante y el jamaicano le adelantará
Ayer Gay ganó su serie de cuartos de final con 9.98. También se reservó. Mucho. Lleva todo el año desafiando a Bolt, ya no está lesionado y cuenta con el seguimiento de su entrenador Braumann, que estuvo un año en la cárcel y le entrenaba desde prisión porcorrespondencia.
Asafa Powell es el tercero en discordia. Lleva un año errático, tambaleante. Recibió un buen susto cuando la federación de su país comunicó a la IAAF que retiraba su inscripción para estos Mundiales. No ha competido bien... hasta ayer. Se destapó con 9.95 en los cuartos de final.
La final está servida. El jamaicano que ganó en Pekín a base de nuggets de pollo (fue su único desayuno y comida antes de correr en sus mágicos 9.69) se enfrenta a un americano de los de siempre. "A mí lo que me encanta es una buena ración de costillas a la barbacoa", confesaba Gay el mes pasado.
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