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"Buscaba un día con este espíritu"

Pellegrini, satisfecho, dice que el Bernabéu necesitaba ver una sesión así de racial

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Hay gestos que lo dicen todo, miradas que te señalan, incapaces de entregarse al odio. Apareció entonces Pellegrini, que no fue un hombre apagado esta vez. Salió a la zona técnica, alzó los brazos y hasta el instinto de rabia, que también lo tiene. Y, por fin, anunció ese perfil más mediático que tanto se le reivindica: "Había que dar a la gente del Bernabéu un partido así, buscaba un día con este espíritu". Hay días innegociables. "Habíamos quedado muy dolidos de la Copa".

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La hinchada reflejó ese dolor con una pitada de suspense. Con los jugadores recién salidos al césped, esperó a que dejase de sonar el himno para soltar toda su ira. Luego, las dificultades fueron más altas con la expulsión de Albiol, a juicio de Pellegrini, "sin ninguna razón de ser". Las dudas se apropiaron del estadio, que no lo veía claro y que descargó en contra de la labor arbitral. Fue entonces cuando salió otro equipo, otro Madrid, otra respuesta que tanto convenció a Pellegrini. "Yo sé que hay fallos individuales que pueden costar resultados, pero lo que no puede fallar nunca, y menos en este equipo, es el espíritu".

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Fue el debate de la tarde, casi el único. ¿Hasta qué punto importa más el carácter que el fútbol? Fue la pregunta que Míchel hizo a sus futbolistas en el descanso, "donde no tocamos cuestiones tácticas ni técnicas". Sólo trató de convencerles de que era el momento ideal para ganar en el Bernabéu, "con 80.000 personas escépticas con su propio equipo". La respuesta, sin embargo, no existió. Sólo hubo toneladas de resignación. "Hemos tenido posibilidad de avanzar y los pases eran hacia atrás". El portero Ustari hizo la misma interpretación: "Parece que no sabemos de qué va este negocio".

En el Madrid, el debate era más feliz, porque el carácter regresó a su lugar. Y no era una tarde cualquiera. "Era una tarde clave", juzgó Pellegrini, "en la que podíamos distanciarnos peligrosamente". Y por eso mismo la hinchada tardó en apagar su ira. Hubo un momento, eso sí, en el que ya tuvo que hacerlo. Fue cuando apareció Lass Diarra para cortar el césped en medio campo con esa valentía que tanto se le aprecia. Y después Higuaín cabalgó hasta la portería de Ustari sin rencor. Procuró entonces una pregunta impertinente.

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¿Acaso se hubiera perdido el partido de Alcorcón de haber jugado Higuaín? La pregunta sonó responsable, en frío y en caliente. Pellegrini la adoptó con comodidad. "Yo he visto siempre bien a Gonzalo y estoy convencido de que le quedan muchas tardes como éstas". Higuaín, sin embargo, prefirió no personalizar: "Hemos demostrado que somos un equipo". E insistió en el carácter de los mejores. "Veníamos de una semana muy dura en la que se dijeron muchas cosas".

La terapia fue una tarde de aplausos y placer. La desesperación de Míchel fue monumental: "Hemos sido un buen visitante". Le ahorró, incluso, el análisis a Pellegrini. "¿La clave? Hemos estado mirando ¡¡¡Pero si es hemos permitido contragolpes hasta en balones cruzados!!!". Ni siquiera la expulsión de Albiol facilitó la vida al Getafe. Lo tuvo todo entonces y se quedó sin nada, aunque Albiol sea de los que lo justifica. "Esta vez defendimos mucho mejor". Su voz, aunque enfadada, era autorizada, porque lo vio desde fuera. Eso sí, una hora y media después de ver la roja, ya duchado, seguía sin entender la decisión de Lahoz: "No la he merecido".

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