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Un cacique de sólo 19 años

Los gritos de De Gea, claves en el montaje táctico que acabó con el Barça, según sus propios compañeros

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Cuando el Barça empezaba a elaborar el juego en el Calderón, la angosta y larguirucha silueta de De Gea se erguía en la media luna de su área. A sus 19 años, desde allí voceaba y gesticulaba mandón a sus defensa, situados a la altura del medio del campo. "David nos ordenaba desde atrás, es algo que trabaja con Emilio, el entrenador de porteros. Si jugamos tan adelantados, él no puede quedarse bajo la línea de gol. Tiene que estar fuera del área y hablarnos. La comunicación entre todos fue fundamental", afirma Antonio López.

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De Gea ha desbancado a Asenjo además de por aportar mayor serenidad bajo los palos, por ese perfil de portero moderno que entiende que debe ser un líbero en el cruce y el primer pasador cuando sea posible. Jugar con la defensa tan adelantada era una riesgo en el que el meta canterano era fundamental para que su equipo hiciera el campo muy corto.

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En pocos partidos, De Gea se ha convertido en un cacique frío. Tuvo un error de recepción nada más empezar el partido y no le afectó. Todo lo contrario. A medida que Ibrahimovic, Messi y Puyol le calentaron las manos con disparos lejanos o con cabezazos cercanos, que solventó por colocación, se fue agrandando. De alguna manera, los problemas del Barça empezaban en De Gea. Incluso en defensa, porque ejecutó a la perfección varias patadas largas en busca del lado débil de la defensa del Barça, la que ocupaba Jeffren y buscaban con insistencia Simao y Agüero. Esos pases largos los estuvo ensayando durante el calentamiento, igual que los tiros cruzados que, a pierna cambiada, podía descerrajarle Messi.

"Hicimos el campo muy corto y fue clave que la defensa estuviera tan adelantada. Cuando los jugadores del Barça tienen espacios son muy buenos en el uno contra uno", relataba Ujfalusi al término del partido. En la misma línea se expresó Perea: "Estábamos muy juntos. La idea era ser cortos en defensa y en ataque, y poder acumular jugadores en el centro del campo. Así nuestros trayectos eran cortos. Era un riesgo jugar con la defensa adelantada, pero nos salió bien". En lo personal, el colombiano fue muy gráfico en su agradecimiento: "Quique me ha dado la vida cuando estaba muerto".

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"Cuando ellos tenían el balón y levantaban la cabeza, teníamos que dar un paso atrás. Fue un trabajo defensivo brutal, pero no sólo de los cuatro de atrás. Assunçao, Reyes y Simao ayudaron mucho". "Cuando Messi tenía la pelota, Assunçao estaba muy cerca. No han tenido espacios para jugar el uno contra uno", recalcaba Ujfalusi.

El propio Iniesta admitió los problemas que les planteó el Atlético para que pudieran circular el balón con la fluidez y la intención habituales: "Estuvimos más imprecisos de lo normal. No estuvimos como siempre".

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