Carlos Gracia, un veterano presidente de federación

Carlos Gracia Fuertes lleva casi un cuarto de siglo como presidente de la española (23 años exactamente) .Demasiado tiempo en cualquier federación, pero mucho más en una como la de automovilismo, en la que circulan a todo trapo, con claro riesgo de colisión, intereses deportivos y económicos de las marcas que se juegan su prestigio e imagen en los circuitos.

En el sistema federativo español, sólo es posible encadenar tantos lustros de mandato cuando se ejerce un férreo control sobre las territoriales y sobre los distintos colectivos, equipos, comisarios, etc., que tienen derecho a voto cada cuatro años.

Aun así, Gracia ha tenido que acudir más de una vez a los tribunales, acusado de presuntas irregularidades en varios procesos electorales. El Tribunal Supremo reconoció la ilegitimidad de la Asamblea General surgida de los comicios de 1996, pero la sentencia llegó tan tarde, en 2004, que no sirvió de nada. Habían transcurrido dos legislaturas y Gracia acometió con éxito una nueva reelección.

Aragonés, elegante y coqueto, Carlos Gracia se jacta de guardar su edad como un preciado secreto. Aunque ya no cumplirá los 50, el mes pasado contrajo matrimonio en Oviedo. Ofició el acto Gabino de Lorenzo, histriónico y exagerado alcalde popular de la capital asturiana. Quizás lo hizo en la ciudad de Fernando Alonso como homenaje al piloto bajo cuyos éxitos se ha refugiado.

Antes de la eclosión deportiva del ovetense, Gracia se sentía acorralado por la oposición que ejerce en solitario Martín Güemes Pérez, presidente de la Federación Cántabra. El aterrizaje del astur en la Fórmula 1, y sus títulos mundiales de 2005 y 2006 lo han tapado todo.

O casi. Porque el carácter rebelde de Alonso le obliga a un constante ejercicio de sibilina diplomacia ante la cúpula automovilística mundial. No importa. En los despachos lleva 23 años manejándose.