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Una competencia inesperada

Arbeloa y Lass lucharán por un puesto

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La virtud de Arbeloa es también su peor conflicto. Es polivalente, lo cual le convierte en un parche magnífico para cualquier contratiempo, pero también le asegura una difícil competencia por la titularidad con jugadores más específicos. Es la historia de su vida, cada verano tiene que imaginar un montón de batallas que conducen hasta el once.

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Este año, con Mourinho al mando, tuvo que leer a diario rumores sobre la llegada de Maicon, un lateral derecho con el que tendría que competir. "Le habríamos recibido con los brazos abiertos, es un gran jugador", sigue pensando Arbeloa, que ahora ya sabe que el brasileño no va a ser el problema. Terminado el conflicto tenía otro rival, el de siempre, Sergio Ramos, que dejaba su sueño de ser central para volver a la banda. No sólo el de Camas, la polivalencia de Arbeloa le permitía pelear por la conquista del lateral izquierdo, un lugar en el que ahora habita Marcelo y por el que sueña, aunque de manera remota, Drenthe.

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Así corría la historia hasta que los centrales del Madrid empezaron a romperse. Primero Pepe, después Garay, por último Albiol. Tres de cuatro. La lógica invitaba a pensar que la titularidad en los primeros pasos de la temporada estaba cerca. Ramos pasaba de nuevo al centro de la zaga y se abría un hueco en el lado derecho: el de Arbeloa.

Pero no, las cosas no eran tan sencillas. La competencia, ese mantra eterno en un jugador que necesita siempre luchar para encontrar su hueco, volvía a aparecer. En este caso el rival era inesperado: Lass. Otro de los de su especie, un polivalente. No es la primera vez que el francés prueba en esa banda, pero sorprendía verle en boga pocos días después de ser candidato para marcharse del club. Nunca más. Las lesiones han recordado a Mourinho que siempre es necesario tener jugadores que puedan ocupar varias partes del campo.

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Ayer, Lass, en el partidillo del final del entrenamiento, se encontró rodeado de los titulares. Arbeloa, con peto verde de suplente, volvía a examinar la competencia. Una vez más tendrá que luchar.

Arbeloa, a pesar de todo, sigue tranquilo. "Lucharé por jugar, ahora hay más oportunidades, aunque a nadie le gusta jugar por la baja de un compañero". Con todo lo vivido, nunca levanta la voz, se conforma con lo mínimo, con estar en la plantilla: "Me da igual que seamos 19, 23 o 24; mientras yo sea uno de ellos estaré contento". Eso lo tiene fácil, primero por su juego y después por ser uno de los cuatro canteranos que exigirá la UEFA este año en cada plantilla.

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Lo que no le gusta, y como tal lo dice, es que se tache a su equipo de defensivo, como hizo Piqué: "Creo que el Madrid nunca ha sido amarrategui. El año pasado fuimos de los que metimos más goles. A este club no se le puede tildar de eso. Podemos jugar mejor o peor, pero siempre vamos al ataque". Tampoco coincide con el azulgrana en calificar de "divertida" la Liga. Para él ganar es una condición indispensable para poder concebirla como tal.

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