Confío en que el próximo 28 de mayo, el Barcelona dispute la final de la Liga de Campeones. De inicio, el Barça ya tiene algo a favor: juega la vuelta de las semifinales en casa. Además, el sábado dio un gran paso que le acerca al título de Liga, aunque con los números en la mano todavía no sea campeón, y eso le permite centrarse casi al cien por cien en la Champions.

Para que el pase a la final pueda decidirse en el Camp Nou, el duelo del Bernabéu es muy importante, y estoy seguro de que nada tendrá que ver con los dos recién disputados.

Mourinho ha preparado tres equipos distintos para tres situaciones distintas. En el primero, el de Liga (1-1), propuso un once y un planteamiento que le asegurasen no perder; no quería encajar una goleada después del 5-0. Luego, cambió en la final de la Copa (0-1) porque todo se decidía a un solo partido. Ahora, este encuentro dura 180 minutos y creo que José jugará con eso en la ida.

Todo el mundo sabe que no me gusta mucho hablar del Madrid. Pero es justo destacar el trabajo hecho por su entrenador. En todos los clubes en que ha estado, Mourinho ha necesitado su tiempo para construir un equipo campeón. Aquí, en cambio, en un año, ha estudiado a su grupo y ha convencido a sus jugadores de que pueden ganar a cualquiera. Futbolistas que hace un tiempo ni corrían ahora trabajan y defienden. El Madrid está bien organizado y aguanta a tope los 90 minutos.

Aun así, a quien yo aplaudo es a Pep Guardiola, que no cambia su filosofía de juego por nada. Este Barça morirá con sus ideas, porque tampoco sus futbolistas piensan en jugar a otra cosa. De ahí mi confianza en el grupo. No dudo de que el Barcelona afronta estas semifinales con el único objetivo en la final. Creo que el 20 de mayo de 1992, también en Wembley, nosotros pusimos la primera piedra de este Barça.