Sonríe, como un chiquillo sorprendido en mitad de la travesura, ante su próximo ciclo de apariciones públicas. 'Me gusta el recorrido de la Vuelta a Castilla y León. Siempre se me ha dado bien', suelta Contador, más cauto ante la Flecha Valona (21 abril) y la Lieja-Bastón-Lieja (25 de abril). 'Allí voy a aprender', esgrime ante su incursión en las clásicas. No pierde la sonrisa, incluso se acrecenta por el estímulo del encargo. Contador viajará a Bélgica con el mismo incentivo que hoy parte en Burgos: ganar. Lo hubiera perseguido con la misma voracidad en la Volta a Catalunya o la Vuelta al País Vasco.

Un cambio en el calendario con un trasfondo obligado: su alergia a las gramíneas. De hecho, el de Pinto intenta esquivar al máximo el ciclo primaveral de floración para cuadrar sus fechas de competición. No siempre lo consigue, como sucedió en el pasado Criterium Internacional, donde sufrió una pájara motivada por el polen. Entonces, padeció los mismos síntomas que en el Giro del 2007, donde los problemas respiratorios y la retención de líquidos le hinchaban las piernas, castigando su rendimiento. 'Por eso me va a venir bien el parte de lluvias que dan para toda la semana en la carrera', asegura Contador. En el Morredero, el techo de la ronda castellana, un puerto duro pero inconstante, el de Pinto buscará recuperar la espiral de éxito de su pretemporada, exponiendo de nuevo a su equipo en el liderato. 'En cada carrera, se nos deja la responsabilidad y el equipo cumple', asevera. Sin calor que alimente el polen, Menchov y Mosquera serán la mayor oposición para el tercer triunfo de Contador en Castilla y León.