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Contador: "El recorrido favorece a Evans"

El Tour 2012 recupera una segunda contrarreloj individual y potencia las etapas de media montaña

PÚBLICO.ES / EFE

El Tour de Francia ha hecho público este martes su recorrido para 2012, aunque ya fuera revelado hace una semana por un error informático. La ronda gala amplía los kilómetros cronometrados recuperando una segunda contrarreloj individual y también da más protagonismo a la media montaña.

Por eso, Alberto Contador cree que el trazado 'favorece a Cadel Evans', ganador de la pasada edición, porque tiene muchos kilómetros contrarreloj.

'Es un recorrido que favorece al vencedor del último año, a Cadel Evans. Va a ser una carrera de bastante al ataque, lo que no es malo, pero habrá que ver en la etapas de montaña. Parece que no son tan espectaculares como en otros años', indicó el tricampeón de la ronda francesa.

Contador señaló que el recorrido 'más que para un escalador es para un corredor más completo o para un especialista en contrarreloj'.

La edición de 2012, que comenzará el 30 de junio en Lieja, cuenta con tres pruebas cronometradas que totalizan casi 100 kilómetros, el prólogo de 6 y dos etapas, una de 32 kilómetros el noveno día y otra de 52 el penúltimo. 'Ya en 2007 hubo casi 120 kilómetros de cronometrada y no me puedo quejar de las actuaciones que hice', indicó el de Pinto.

El ciclista de Pinto se mostró conforme con el recorrido, con etapas largas, pero señaló que eso 'restará espectáculo' porque 'cuando lleguen las jornadas de montaña la gente estará cansada y eso limita los ataques'.

Contador señaló la décimo sexta etapa como la más difícil, con el ascenso al Aubisque, Tourmalet, Aspin y Peyresourde, antes de descender a la meta de Bagnères de Luchon.  Y ha asegurado que sus rivales serán 'los mismos de otros años más algún joven que salga'.

El responsable de la carrera, Christian Prudhomme, ha asegurado que precisamente han querido dar más fuerza a las cronos para 'aumentar el abanico de candidatos' a la victoria final.

Como contrapeso, para no dejar de lado a los escaladores, los organizadores han potenciado la media montaña. En busca de la reinvención permanente, el Tour incide en los macizos intermedios y en las llegadas en ligera ascensión durante la primera semana para aumentar el interés de la prueba. A ellas se suman los recorridos junto al mar, que en Normandía o junto al Mediterráneo pondrán en juego el factor viento.

Sin olvidar los clásicos, con la ya citada etapa reina pirenaica que combinará Aubisque, Tourmalet, Aspin y Peyresourde.

Pero los escaladores se tendrán que conformar sólo con dos llegadas en alta montaña, una en los Alpes, con cima en la Toussuire en la undécima etapa, tras haber ascendido la Madeleine, la Croix de Fer y Mollard, y otra en los Pirineos, en Peyragudes, en la última etapa de montaña.

Como en la pasada edición, en la segunda etapa los organizadores han dispuesto una llegada en ligero ascenso de 2,5 kilómetros, con meta en Seraing, cuna de Philippe Gilbert, que volverá a ser el favorito para esta prueba que recuerda al Monte de las Alondras.

La carrera pondrá en seguida rumbo a la Normandía con una llegada a Boulogne-sur-Mer en la que, la cercanía del mar puede ocultar pequeñas cotas de poca distancia pero de grandes porcentajes. El Tour toma prestados recorridos a la temida París-Roubix y sus adoquines.

Desde Rouen, la carrera pondrá rumbo al este para afrontar el macizo de los Vosgos y el Jura, donde se concentran buena parte de las sorpresas de la edición. Prudhomme alertó sobre la etapa con llegada a La Planche des Belles Filles, un puerto que, avisó, tiene 'porcentajes extraordinarios', con 6 kilómetros de subida y una pendiente media del 8,5 %, con máximos de hasta el 13 %.

Tras esta etapa el Tour entra en Suiza en una etapa, que encadena hasta cinco dificultades de media montaña y que será 'puro espectáculo', en palabras del organizador. Posteriormente se disputará la primera gran contrarreloj, 38 kilómetros llanos entre Arc-et-Senans y Besançon y, tras la primera jornada de reposo, se afrontarán los Alpes.

Ese macizo tendrá en esta edición menos peso, pero contará con una primera jornada con ascenso al Colombier, lejos de la meta, y la de la Toussuire. La transición hasta los Pirineos comporta alguna cita de media montaña y, sobre todo, la etapa con final en Cap d'Agde, que transcurre en parte junto al Mediterráneo y donde el viento puede dictar su ley.

Dos etapas de montaña con final en descenso y con la segunda jornada de descanso entre medias desembocarán en la etapa reina. Una larga pero suave transición dejará el Tour listo para la sentencia que en esta edición se dictará en la contrarreloj del penúltimo día, 52 kilómetros llanos entre Bonneval y Chartres.

Ahí quedará decidida la carrera a la espera del paseo triunfal del ganador por los Campos Elíseos del 22 de julio, tras haber recorrido unos 3.500 kilómetros.

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