Este artículo se publicó hace 12 años.
"Nos convenció para jugar como un grande"
Los ex de Bielsa en el Espanyol de 1998 lo recuerdan con pasión
Era otra fotografía. Tenía melena y el pelo revuelto, como si fuese un cantante de éxito. Hace 14 años, en el verano de 1998, Bielsa ya disfrutaba de una biografía inconfundible. Acababa de ser campeón, por tercera vez consecutiva, con Vélez Sarsfield. Y entonces ya era un hombre muy poderoso con el lenguaje. Tenía esa facilidad o esa necesidad que le hacía desconfiar del éxito, porque "es deformante y no invita a intentar mejorar". Y todas esas cosas se escucharon aquellos tres meses que Bielsa duró en el Espanyol. Jugó seis partidos de Liga y sólo ganó uno. Luego, se marchó a la selección argentina. Pero la urgencia no hipoteca su recuerdo en un Espanyol que manejaba a gente importante como Galca, Benítez, Esnaider, Helguera o Posse, que se quedaron de piedra al escuchar al entrenador decir que "el fracaso es formativo".
La primera vez que le vio Helguera, que era un mediocampista con pinta muy frágil, le escuchó decir algo más. Sintió miedo, casi pánico. "Que sepa que está aquí porque me lo han impuesto, pero yo no cuento con usted", le dijo. "Usted verá si le interesa continuar o buscarse otro equipo". Bielsa, efectivamente, era un hombre que se enfadaba con facilidad. En su pacto con el fútbol, se declaraba, incluso, contra el sistema. "Te adulan por haber ganado, no porque mereciste ganar". Pero Helguera comprobó algo más. Bielsa era un hombre que te podía hacer sufrir. Y, para rematarlo, lo colocó en pretemporada de lateral izquierdo y hasta de central. Su respuesta fue tan sobresaliente que el técnico necesitó pedirle perdón. "Helguera es un jugador imperial y es una delicia verle jugar ahí".
Cristóbal era el lateral derecho de aquel Espanyol y no se acuerda de esa anécdota. Han pasado 14 años y él ahora es entrenador. Su última etapa ha estado en el Girona, donde imagina que habrá "transmitido cosas" que aprendió de Bielsa. "Yo tenía 28 años en ese Espanyol, había sido internacional, había entrenado en el Barça de Cruyff. Pero nadie me impactó como Bielsa". Y no era un hombre fácil. Tenía un temperamento único y una idea que Pacheta no comparaba a la de nadie. "Fue la primera vez que vi marcar a un entrenador el campo con cintas. Hasta entonces, lo normal era hacerlo con conos".
"Recuerdo que había que utilizar esas líneas para pasar de una zona a otra", señala Arteaga, el interior zurdo, que hoy es entrenador del Badajoz. Pero Bielsa siempre dejó esa impronta. Un rompedor que no se resignaba "a la lógica del éxito urgente". La pena fue que en el Espanyol duró poco. "Su idea era prodigiosa", insiste Cristóbal. "Nos trataba de convencer para jugar como un equipo grande". La exigencia también era altísima. Arteaga se acuerda de "los miércoles en los que entrenábamos como atletas. Salíamos del vestuario con zapatillas, no con botas, e íbamos a la pista a hacer series".
Entonces el Espanyol entrenaba en el CAR de Sant Cugat. "Bielsa no aparecía y el que lo dirigía era Bonini". Por eso, ahora, cuando Arteaga ve al Athletic, recuerda aquellos días. "No hay más que ver la capacidad física de Llorente para subir y bajar. Era algo que, hasta que llegó Bielsa, yo no le había visto". Pacheta es entrenador del Oviedo, donde recuerda a Bielsa. "Fueron días de mucho trabajo". Y no oculta su modelo. "Él fue mi referente". Y no se trata de que quiera parecerse a ese hombre, que jamás presumió de nada. "Todo lo que pueda decir lo leí en algún lado", decía.
¿Cómo evolucionó?Pacheta también podría decirlo, pero no. "Yo no tengo esa cultura ni esa riqueza de lenguaje". Pero hay escenas de aquellos meses en el Espanyol que no desaparecen de sus ojos. "Bielsa era capaz de transmitirte todo a lo que aspiraba". Una idea que comparte Cristóbal que, años después, volvió a verle. "Yo jugaba en el Paris Saint-Germain, donde estaba Pochettino, y Bielsa, a menudo, venía a visitarle como seleccionador argentino". Ahora, reconoce que le gusta estudiarlo. "Soy entrenador y una de las cosas que me interesa saber es cómo evolucionan los técnicos. Y, por ejemplo, veo que ahora juega con cuatro atrás y en el Espanyol lo hacíamos con tres".
Son detalles que no se pasan por alto para ellos, que ayer fueron futbolistas de Bielsa y hoy pueden ser hasta rivales suyos. Pacheta lo fue en la Copa con el Oviedo frente al Athletic. "Marcelo se acordaba de mí. Él no olvida a la gente con la que ha trabajado". Pacheta tampoco. "¿Que si ha envejecido Bielsa?", se pregunta. "Yo le vi con la misma energía de siempre".
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