Este artículo se publicó hace 14 años.
CR7 demanda un abrazo
Los números estratosféricos del portugués, que aparecen sobre todo en las segundas partes, siguen tirando del Madrid
Habían pasado 72 minutos y el marcador seguía 0-0. El Madrid, aún magullado por la goleada contra el Barcelona, no encontraba la llave que abriera la portería del Valencia. En ese momento un pase interior de Özil llegó a los pies de Cristiano, quien, fiel a su tradición felina, percutió la portería de Guaita. 1-0, un gol crucial que daba al Madrid el oxígeno necesario para la supervivencia.
Cristiano corrió con la mano extendida y el dedo índice apuntando al banquillo. Dudek le esperaba con los brazos abiertos. Pepe y Lass fueron a abrazar a su compañero. Ningún titular más quiso aparecer en la escena. 14 minutos después, en el segundo gol de Cristiano, la situación se repitió. Después de una jugada personal el luso abrió los brazos y se encaminó de espaldas a la banda reclamando la atención de sus compañeros. Sólo Lass y Pepe, de nuevo, corrieron a felicitarle. El resto, nada. Benzema, a pocos metros de la acción, se limitó a ver cómo su compañero se jactaba de la acción.
Su individualismo se le ha vuelto: apenas celebran con él sus goles
La indiferencia de los jugadores del Madrid en los goles trascendentales del luso sorprendió, aunque puede entenderse como la vuelta de la moneda a cuando es Cristiano el que se entusiasma cuando es un compañero el que termina la jugada en gol. La grada sí explotó de júbilo. Con motivo, además: el Madrid le debe la vida a su jugador bandera.
Felicitado o no, Cristiano fue una vez más el motor del Madrid. Sus goles resultaron decisivos. La eficacia del luso sigue siendo el bien más preciado de los blancos, el espíritu de un juego construido por la velocidad y la pegada.
Los números siguen reafirmándole como el líder futbolístico del conjunto. Sus 16 goles suponen casi la mitad de los 35 que ha anotado el conjunto blanco. Mourinho sigue considerándole una pieza irrenunciable, hasta tal punto que Cristiano ha jugado todos los minutos que el Madrid ha disputado en la Liga. Su importancia es mayor aún si cabe ahora con la ausencia de Higuaín, como demostró la alineación de Mourinho contra el Valencia en la que le dejó como principal referencia en ataque ("quería sentirme más seguro", se justificó el entrenador para explicar que dejara a Benzema en el banquillo y jugara con Lass, Khedira y Xabi de pivotes).
En el doblete ante el Valencia, sólo Lass y Pepe le felicitaron
Cristiano Ronaldo no sólo aprovecha su calidad. Sobre todo está aprovechando su potente físico para marcar las diferencias esta temporada. El brillo de Cristiano aparece en las primeras partes, pero es especialmente efectivo cuando los rivales ya se encuentran cansados. Diez de los 16 goles que ha anotado llegaron en la segunda parte, cinco de ellos en los últimos 15 minutos.
También sus remates se ven incrementados en los segundos tiempos. Ha tirado 47 veces en la primera mitad y 54 en la segunda. Además, su efectividad es mayor en la segunda mitad: un 48% de sus disparos van entre los tres palos en ese tramo del partido mientras que sólo un 23% cogen puerta en las primeras partes.
Incluso en el pase se muestra más acertado cuando el cansancio aprieta. De sus cinco asistencias en el campeonato cuatro llegaron después del descanso. Su compañero en la faceta goleadora en el Madrid, Higuaín, muestra un rendimiento más compensado. Ha marcado tres goles en el primer tiempo y cuatro en el segundo y sólo ha rematado una vez más en la segunda mitad que en la primera.
El protagonismo del luso en las segundas partes se acrecienta, además, por el descenso que sufren sus otros dos compañeros de ataque, Di María y Özil, que rematan menos y pasan peor en esa parte del partido. Su falta de fuelle justifica que Mourinho opte por sustituirlos con frecuencia. El empuje goleador de Cristiano hace que el Madrid sobrepase la media de la Liga en las segundas mitades. El resto de los equipos marcan un 52% de sus tantos tras el descanso, en el Madrid ese porcentaje asciende hasta el 62%. Los diez goles de Cristiano son más de los que ha marcado el Valencia o el Sevilla en los 45 minutos finales.
El Barça, que marca un 53% de sus goles en la segunda mitad, es un equipo más equilibrado, como también Messi. El argentino distribuye sus 15 goles con ocho en la primera mitad y siete en la segunda, además, 32 de sus 57 disparos llegaron antes del descanso. Eso sí, sus compañeros le abrazan siempre.
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