La sorpresa duró apenas 25 minutos. Los que tardó Modric en poner orden en el medicampo y en su selección para que Croacia demostrara que es mucho más equipo que Irlanda (1-3).

Hasta entonces, los de Bilic parecieron estar esperando a que apareciera el jugador del Tottenham, irregular donde los haya.

Nada más empezar el encuentro, Mandzukic ponía en ventaja a los croatas, ya con todo a favor para ganar el partido a placer ante una defensa que se tendría que abrir.

Pero mediada la primera parte, el defensa irlandés Ledger se adelantaba a su marcador en un saque de falta al borde del área y remataba a bocajarro para poner las tablas en el marcador.

Croacia, superior por nombres y por juego, dominaba el encuentro pero no lo plasmaba en el marcador. Hasta que al borde del descanso un fallo estrepitoso de Ward dejaba en bandeja el segundo gol croata. El defensa irlandés tocaba el balón hacia su portería, y el regalo lo aprovechaba Jelavic para batir a Given. Gol psicológico y a los vestuarios.

Los Duff, Doyle o Robbie Keane eran insuficientes ante el poderío de Modric en el centro del campo, haciendo circular el balón pefectamente, y bien secundado por el sevillista Rakitic y Perisic. 

A la vuelta del descanso, el segundo mazazo para Irlanda. Un nuevo cabezazo de Madzukicen el minuto 48 se colaba en la portería de Given tras rebotar en el guardameta.

El partido se puso ya demasiado cuesta arriba para los de Trapattoni, claramente inferiores y Croacia jugó a placer el resto del partido.Irlanda firmó no salir goleada y Croacia bajó el pistón sabiéndose líder inesperado del grupo C, tras el empate entre los dos gallos: España e Italia.