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Cuarta victoria de John Degenkolb al sprint en la Vuelta a España

Jornada de transición para los favoritos, que pensaron en la inminente contrarreloj, a la que llegarán con Purito Rodríguez de rojo

CARLOS DE TORRES (EFE)

El alemán John Degenkolb (Argos Shimano) volvió a mostrarse intratable al sprint y logró el póquer de victorias en la décima etapa de la Vuelta disputada entre Ponteareas y Sanxenxo, de 190 kilómetros, jornada de transición para los favoritos, que pensaron en la inminente contrarreloj, a la que llegarán con Purito Rodríguez (Katusha) vestido de rojo.

Tenía tres etapas, pero Degenkolb, advertía en la salida: 'Quiero más'. Y para qué esperar más si la etapa era para velocistas. De nuevo impuso su fuerza descomunal, con un ataque lejano que le permitió cruzar la línea marcando con los dedos el número cuatro, por delante del boxeador francés Nacer Bouhanni y del italiano Daniele Bennati (Radioshack), con un tiempo de 4h.47.24.

El pelotón entró dividido porque el ritmo fue infernal en los últimos kilómetros, únicos momentos nerviosos del día, pero los favoritos entraron juntos, a buen recaudo, listos para jugarse parte de sus opciones en la contrarreloj de mañana.

Purito, Froome, Contador y Valverde salieron y llegaron con el reloj en la cabeza, haciéndose sus cuentas. Llegarán al esfuerzo en solitario envueltos en un minuto, con el catalán, que recibió la roja de manos de la ministra de Fomento, Ana Pastor, de comandante en jefe. 'La etapa ha venido bien para estirar las piernas. Mañana vamos a ir 40 kilómetros escapados, y a tope', decía Contador, quien pinchó antes de la refriega final.

La Vuelta entró en Galicia para rodar por carreteras rompepiernas y en paralelo a la costa, desde Ponteareas, pueblo de campeones, donde nacieron los hermanos Delio y Emilio Rodríguez y Alvaro Pino, ganadores de la ronda; hasta Sanxenxo, capital de las Rías Bajas. El remero David Cal, medallista en Londres, hablaba de su afición 'a la bicicleta de montaña', y otro hombre de la tierra, Óscar Pereiro, ganador del Tour 2006, dejó el micrófono un rato para recibir el calor de sus paisanos.

Después, en la ruta, el pelotón hizo honor a la etiqueta de etapa de transición, que son aquellas que no alteran el pulso de la carrera y que solo glorifica al que gana. Pero los intentos de los modestos nunca faltan. Antes de afrontar la única dificultad del día, el Alto de San Cosme (3a, km 14), ya se habían largado dos fugitivos habituales: Aramendía (Caja Rural) y el Adrián Palomares (Andalucía), con el resultado de siempre. Fueron controlados por los equipos de los velocistas, sobre todo por el Orica de Degenkolb, y absorbidos en el primer paso por meta, a 32 de la llegada.

A partir de ahí pasó lo que tenía que pasar. En la Vuelta aún no ha cuajado ninguna fuga. Si no es por el interés de los favoritos en buscar la bonificación en las llegadas en alto, es por las ansias de los esprinters, que bastante sufren luego subiendo montes, pero los aventureros no se han estrenado aún.

En paralelo a la playa de La Lanzada, el Sky conectó la máquina y rompió el pelotón, sin pensar en que Froome tiene que demostrar en la contrarreloj que es 'el mejor'. Un gasto de energía al servicio de su velocista Ben Swift, otra de las víctimas del insaciable Degenkolb. El ciclista germano, de 23 años, no se conforma con nada que no pueda conseguir aún. El ganador en Viana, Logroño y Alcañiz ya piensa en el maillot verde, que lo tiene a tiro, y no le importaría seguir haciendo exhibiciones. Resulta espectacular su potencia en la recta de llegada. Se muestra contundente, como si diera patadas a los pedales.

Ni Bouhanni le pudo parar. El francés combina en invierno los entrenamientos en bicicleta con el boxeo. Le gusta hacer guantes, pero en la carretera, si quiere intercambiar golpes, que se busque a otro rival que no sea Degenkolb, que el alemán deja K.O a todo aquel que le intenta hacer sombra.

Mañana se disputa la undécima etapa, en la modalidad de contrarreloj individual entre Cambados y Pontevedra, de 39,4 kilómetros. Los favoritos vuelven a salir a escena para la primera de las grandes pruebas que alberga la semana decisiva de la Vuelta.

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