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Los cuartos más oscuros

Uruguay, que ya fue semifinalista en el último Mundial, apunta al campeonato

GONZALO CABEZA

Cuatro partidos y todos con los favoritos eliminados. Los cuartos de la final de la Copa América fueron el paraíso de los apostadores suicidas. Ni Colombia ni Argentina, ni Brasil ni Chile. Sí, Perú, Venezuela, Paraguay y Uruguay. Sorpresas todas, pues sólo los charrúas tienen el fuste que da la historia y se enfrentaban contra la constelación argentina. A los de Tabárez el presente les sonríe. El año pasado consiguieron la cuarta plaza en Suráfrica y fueron el único equipo suramericano en semifinales. Su victoria sobre Argentina en los penaltis sorprende por la constelación albiceleste más que por los acontecimientos recientes.

Los uruguayos son ahora los favoritos a pesar de ser, con diferencia, el país más pequeño de los cuatro que quedan en liza, con sólo tres millones y medio de habitantes. Su posición privilegiada sería agradable para cualquier competición, pero no lo es en esta Copa América en la que los favoritos caen con estrépito.

Así les pasó a Argentina y a Brasil, incapaces de convertir en resultados los nombres que atesoraban sus selecciones. Messi, Agüero, Tévez, Di María o Higuaín, en los albicelestes; Neymar, Robinho, Ganso o Maicon, por los pentacampeones del mundo. Todos ellos vieron cómo las esperanzas se iban por el sumidero en las tandas de penaltis. La conmoción en ambos países fue la esperada. Desde 1987, en la Copa América siempre habían reinado uno de los dos grandes del continente o, en todo caso, el organizador. Esta vez no se repetirá ese patrón.

Menezes, técnico brasileño, llora las opciones perdidas. “Tuvimos muchas oportunidades, pero no conseguimos gol, la bola nunca entró”, dijo el seleccionador que fue ratificado tras el partido por el presidente de la federación. Menos seguro está Batista, su homólogo en Argentina. De momento seguirá, aunque su puesto está amenazado.

También cayó Chile, quizá la selección que mejor fútbol ha demostrado en el campeonato. Los chilenos fueron muy superiores a Venezuela, especialmente en la segunda mitad con la entrada en el campo de Valdivia y Suazo, pero estrellaron dos balones a los palos y un par de errores defensivos, uno clamoroso del guardameta realista Bravo en el segundo gol, llevaron a la Vinotinto a la penúltima ronda.

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