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Un cuerdo entre locos

Alonso acaba cuarto tras salir ilegalmente y Hamilton, segundo, completa el primer doblete de McLaren. Button se encarama al liderato tras ganar una carrera espectacular y accidentada

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ

Simpático, bien parecido, con una novia bella y agradable y un padre entrañablemente cordial, Jenson Buttones el modelo ideal de piloto de F1. Aunque los gurús de este deporte le consideran uno de los aspirantes al título en 2010 por obligación ganó con Brawn GP el campeonato del año pasado antes que por convencimiento, el inglés lidera la clasificación del Mundial tras firmar en China su segunda victoria del curso, algo que de lo que ninguno más puede presumir.

El de Button, un tipo cabal dentro y fuera de la pista, fue el triunfo de la simplicidad exacta sobre el caos que presidió una carrera apasionante. El McLaren numeró 1 arrancó impecable, negoció con precisión de cirujano las entradas en boxes sólo dos para cambiar neumáticos y en la vuelta 19ª se asentó en la primera plaza, que ya no abandonó hasta el final.

Alguersuari es 13º y De la Rosa rompe el motor cuando iba quinto

Por detrás de Button, el desmadre. La lluvia, caprichosa e intermitente, los errores y la ambición, muchas veces arriesgada, del resto de favoritos propiciaron una carrera con constantes cambios de posición, numerosos incidentes e incontables adelantamientos. Una bendita locura.

Fernando Alonso, de natural calculador, abrió la veda de la anarquía. En la salida pisó el acelerador unas décimas antes de lo permitido. Cuando el último destello rojo del semáforo se extinguió, el morro del Ferrari del español ya asomaba por el costado izquierdo de Vettel, al que rebasó como un rayo. Se colocó en cabeza, pero el director de carrera ya se había percatado de su maniobra ilegal, corroborada por los detectores electrónicos que indican exactamente el instante en el que arranca cada bólido.

El asturiano fue sancionado con un paso obligatorio por la calle de boxes, de donde salió 17º. Su cuarta posición final confirma la enésima remontada, tanto más meritoria por cuanto pisó el pitlane un total de cinco veces. Lo mismo se puede decir de Hamilton, que se ha convertido en compañero de fatigas de Alonso. Cada uno por su lado, se embarcan carrera tras carrera en sendas batallas contra el mundo.

Vettel y Red Bull vuelven a tirar en carrera la ventaja lograda el sábado

Distintos avatares les empujan a buscar el límite de sus coches e incluso del reglamento. Ambos dibujaron una similar y peliaguda acción en una de sus entradas a boxes. En la última curva antes de la raya que marca el límite de velocidad (80 km/h) obligatorio para enfilar hacia los garajes, Hamilton adelantó a machetea Vettel, y Alonso hizo lo propio con su compañero Massa.Es una maniobra no prohibida, pero de alto riesgo, sólo justificable por un exacerbado sentido de la competitividad.

Sin aflojar un ápice, Lewis y Fernando fueron doblegando rivales hasta donde les permitió la duración de la carrera y de sus neumáticos. El inglés se subió al podio, un peldaño por debajo de su compañero Button en el primer doblete de McLaren; el español cruzó la meta cuarto. Están condenados a encontrarse en la madre de todas las batallas. Y entonces, los demás harán bien en dejarlos solos. No parece que ningún otro esté a su altura en técnica, velocidad y, sobre todo, fiereza.

Ni siquiera Vettel, que amenaza con quedarse en eterno candidato. Red Bull repitió frustración. Arrasan los sábados han hecho todas las poles, pero en carrera sufren como condenados. Alonso, aun sin trampa, les hubiera superado en la salida, y los McLaren y Mercedes también exhiben mejor ritmo en tandas largas.

Para decepción, la de Pedro de la Rosa, cuyo motor volvió a arruinarle una ocasión inmejorable de sumar los primeros puntos del año. La mecánica (Ferrari) del Sauber se rompió cuando circulaba quinto. Alguersuari, en otra buena actuación, fue 13º. Y Senna y Chandhock, los dos Hispania, de nuevo heroicos, cruzaron bajo la bandera de cuadros.

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