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La defensa copa la foto

España suma en Estonia una fácil victoria por 0-3, la tercera en los tres partidos de clasificación para el Mundial. Los goles de Juanito y Puyol, fundamentales para abrir y cerrar el marcador, minimizan sus errores

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ

Tres meritorias paradas de Casillas y sendos goles de los centrales, Juanito y Puyol, sostuvieron a España. La línea defensiva lo hizo todo. Dudó, falló y acudió en auxilio de una selección que, sin llegar a sufrir en ningún momento, sudó más de lo necesario para batir a Estonia.

Más allá del resultado, que no podía ser otro que un triunfo holgado, el temor que incubó Del Bosque en los días previos al partido nacía de la histórica querencia de la selección a dejarse llevar en citas como la de ayer. Cuando España era un equipo vulgar, no faltaba un gatillazo en el momento más inoportuno. El campeón de Europa, en cambio, muestra fiabilidad.

Al seleccionador le asustaba patinar en la primera salida oficial y ante un rival menor. Presentó su ansiedad envuelta en las presuntas y peligrosas virtudes de Estonia. Un mero ejercicio de mercadotecnia preventiva. Una maniobra de veterano.

Si España tardó media hora larga en clausurar la cita fue por deméritos propios. El equipo báltico, animoso y basta, hurgó con timidez en la falta de coordinación del la defensa española. Los estonios recularon sin pudor hasta formar una muralla alrededor de su área y, aprovechando la ofuscación inicial española, lanzaron un par de contragolpes voluntariosos.

Del Bosque se desgañitaba en la banda, más por inercia que por necesidad, hasta que llegó la ocasión de Voskoboinikov, un delantero cuya voluntad es tan grande como su apellido. Para su desgracia, el talento es inversamente proporcional a su patronímico. El delantero se encontró solo ante Casillas, una figura mundial, y palideció. Su cabeza pensó a más velocidad que sus pies y, cuando quiso burlar al guardameta, éste ya se le había echado encima.

Fue una considerable ocasión que retrató la flojedad inicial de la zaga española. En esta jugada Ramos se durmió a la hora de salir y Juanito, una de las novedades en el once, descuidó su espalda.

Fue, eso sí, un lance precioso para despertar a España. No extrajo el fútbol de tiralíneas que ha hecho famoso a este grupo, pero al menos encendió la bombilla de la concentración en el interior de los futbolistas. Fue el resorte que ajustó la pierna derecha de Xavi, cuyo toque dibujó un balón letal en la falta que desembocó en el primer gol. Fue el susto que despertó ese instinto ofensivo que todo defensa lleva escondido en algún recóndito lugar. Juanito vio llegar la pelota, saltó y la cabeceó hacia las manos blandas del discreto portero estonio.

Luego, ya en el carril del triunfo, aparecieron los que debían. Villa, discreto toda la noche, ejerció de extremo por la banda derecha y sirvió un balón de gol a Torres, que fue derribado con burdo estrépito en el corazón del área. Penalti y gol de Villa.

Tras el descanso, España volvió a relajarse. Por momentos, excesivamente. Dejaron soñar a Estonia que, con escasa oposición, se atrevió a atacar. Los desajustes en el centro del campo y la defensa obligaron a Casillas a dos intervenciones que vuelven a reivindicar su condición de indiscutible.

Retrataron de nuevo a la zaga que, en una jornada de protagonismo pleno, aún habría de colocarse de nuevo bajo los focos. Puyol decidió acudir al saque de una falta por ver si rebañaba algo y, en efecto, estuvo en el lugar y momento adecuados para rubricar el tercer gol.

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