Este artículo se publicó hace 13 años.
"En el deporte, los sueños se cumplen"
La palestina Sabine Hazboun prepara los Juegos en Barcelona
Sabine Hazboun (Belén, 1994) anda por el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat con los ojos bien abiertos. Gracias a una beca del programa Solidaridad Olímpica, promovido por el COI, esta joven palestina ha pasado de entrenarse en una piscina pública, al aire libre y de sólo 18 metros, a nadar al lado de la plusmarquista de 800 y 1.500 Erika Villaécija, con quien, además, ahora comparte técnico. Muchas mañanas, Sabine coincide también en el agua con el equipo español de sincronizada, que estos días echa horas en la piscina y en el gimnasio. Todas, Hazboun incluida, tienen garantizada ya una plaza para los Juegos de Londres.
Llegó al CAR la joven nadadora hace tan sólo dos meses. Y aquí completará su preparación olímpica. El COI la incluyó, junto con su compatriota Yara Dowani (Jerusalén, 1992), en el programa de ayuda para atletas y comités nacionales con necesidades para el desarrollo deportivo. Un técnico del centro de Sant Cugat, que viajó a los territorios palestinos para facilitar recursos a su comité olímpico, fue quien medió por ellas.
"El nivel de Sabine es flojito, pero en su casa no tenía las condiciones mínimas para entrenarse", conviene Joan Fortuny, el preparador que ahora la tutela en el CAR. Y argumenta: "No disponía de instalaciones y sólo hacía cuatro sesiones de piscina a la semana. Aquí nada cada día; alguna jornada, en doble sesión. Y trabaja en el gimnasio".
"Con Joan estoy segura de que voy a hacerlo mejor que en los Mundiales de Shanghái. En el CAR he descubierto que en el deporte, los sueños se cumplen", celebra Hazboun, quien en Shanghái logró una marca de 29"16 en los 50 metros libres (el récord del mundo está en 23"73 y el de España, en 25"49).
"Al nadar una distancia tan corta, mejorar su marca resultará complicado", advierte Fortuny. "Si nadas los 400, rebajar dos o tres segundos es más fácil, pero en los 50, no. Y a tan pocos meses de los Juegos, no podemos prepararla para que nade otra distancia. Quizá si hubiese llegado al CAR hace un par de años", deja en el aire el técnico.
El caso de Yara Dowani es, deportivamente, más complicado. Dowani tiene que ganarse todavía la clasificación para Londres. "Y la mínima está muy lejos de sus mejores registros", señala Fortuny.
Ambas nadadoras agradecen la oportunidad que les ha brindado el COI de entrenarse y formarse en mejores condiciones de las que pueden hacerlo en Palestina. "Su actitud, interés y disponibilidad es máxima", destaca Fortuny. Hazboun, alegre y pizpireta, asiste al instituto del CAR, aunque apenas entiende el catalán ni el castellano. Dowani cursa estudios universitarios en un centro norteamericano de Barcelona y se entrena por las tardes. "Aquí he descubierto que el deporte es también educación", sostiene Sabine, que, cada mañana, a las siete, saluda a Fortuny con un alegre "¡bon dia!".
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