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Diego Costa golea a Forlán

El brasileño, el más eficaz del Atlético

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ

Diego Costa (22 años) es un caso único. En un deporte donde niños de doce años ya son pastoreados por agentes que firman contratos preventivos, el delantero del Atlético que el domingo tumbó a Osasuna con un hat trick afiló su botas en la calle. Era uno más de los miles de chavales brasileños que espantan la miseria con el balón en los pies hasta que a los 16 años su familia abandonó Lagarto, una pequeña ciudad, para buscar un futuro mejor en Sao Paulo. Diego se enroló en el modesto Barcelona Esportivo y, apenas unos meses después, voló hacia Portugal, contratado por el Penafiel, club que entonces militaba en Segunda.

Los ecos de su poderío atacante llegaron a oídos de Jesús García Pitarch, director deportivo del Atlético, quien, tras verlo en acción varias veces, lo fichó en 2006. Inmediatamente, el club madrileño le cedió al Braga y, sucesivamente cada temporada, al Celta, Albacete y Valladolid. En junio, por fin, recaló en el Calderón y desde el domingo, con su triple tacada, es el atacante más efectivo de la plantilla. Suma seis goles en 1.008 minutos de Liga jugados, a razón de un tanto cada 168 minutos.

El mérito de Diego Costa ha sido combinar en un lustro de profesional números aceptables mientras, a la vez, asumía con humildad el obligatorio proceso de formación balompédica del que ha carecido como niño y adolescente. Algunos de los que han compartido vestuario con él le describen como 'un chaval todo corazón, a veces impulsivo, y muy buen compañero'.

La eclosión de Diego Costa en Pamplona fue acogida ayer en el seno del Atlético como una buena noticia en tiempos difíciles y, sobre todo, como un argumento sólido para el futuro. Porque, ausente Agüero, la titularidad del brasileño en el puesto de Forlán, y el rendimiento del primero, cuestionan la etiqueta de imprescindible del uruguayo, que acredita sólo dos tantos más, ocho y dos penaltis fallados, en 2.158 minutos, más del doble que Diego Costa.

Los tres tantos del atacante silenciaron las críticas contra Quique. En una cita crucial y pese a la baja forzosa del Kun por sanción, el entrenador del Atlético se la jugó con Diego Costa. El brasileño siempre ha mantenido una relación peculiar con sus técnicos. Aquellos que son pacientes y didácticos con él, acaban exprimiendo sus cualidades. Mendilibar, que sufrió a Diego Costa el domingo, le sacó todo el juego en Valladolid.

'Es un error considerar que Diego es sólo potencia y fuerza', advierten desde el departamento técnico rojiblanco aludiendo a la corpulencia del jugador, 1,86 metros y 78 kilos. En el seno del club madrileño la reivindicación va más allá: 'Tiene velocidad y técnica, fundamental en su puesto. Di María, que juega todos los partidos y ha marcado los mismos goles que él, es un fuera de serie. Claro, es del Madrid...'.

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