Este artículo se publicó hace 3 años.
El difícil reto de organizar unos Juegos Olímpicos en plena pandemia
No serán los Juegos de la pospandemia; serán los Juegos durante la pandemia, en una ciudad en estado de emergencia. A continuación, algunos de los desafíos que ha supuesto esta cita internacional con el deporte.
Madrid-Actualizado a
La declaración por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de una emergencia internacional el pasado 24 de marzo de 2020 puso en la picota a Tokyo 2020. El Gobierno japonés y el COI no tuvieron más remedio que aplazar los Juegos por un año. Un plazo que, pese a haber llegado a su fin, no ha despejado por completo la amenaza del coronavirus.
Aunque las campañas de vacunación permitirán que se celebre la cita deportiva con alrededor de un 85% de los participantes inoculados. No serán los Juegos de la pospandemia; serán los Juegos durante la pandemia, en una ciudad en estado de emergencia.
Las cifras trágicas de muertes y de contagios a escala planetaria, la cancelación de todas las pruebas deportivas clasificatorias y el confinamiento en sus países, a menudo en sus propias casas, de los deportistas olímpicos ha terminado por condicionar y de qué manera la celebración de estos Juegos.
Once mil deportistas tuvieron que revisar sus planes, su preparación y su vida casi de un día para otro. "Un desafío sin precedentes", afirmaba el presidente del COI, Thomas Bach, que en breve podremos comprobar hasta qué punto se ha alcanzado.
Financiación extra
El COI ha puesto sobre la mesa 800 millones de dólares para hacer frente a los sobrecostes del aplazamiento. Más de 100 llegaron a federaciones internacionales y comités nacionales para que siguieran funcionando y apoyasen a los deportistas.
Los organizadores, por su parte, tuvieron que incrementar un 21% el presupuesto anunciado en 2019, hasta los 15.400 millones de dólares, debido a los gastos derivados del retraso de la competición y de las medidas anticovid. Hubo que renegociar contratos para el uso de las sedes y pagar nuevos salarios al personal.
Vacunación extensiva
La llegada de los test de detección del coronavirus y de las vacunas ha sido una bendición para la familia olímpica. La prioridad ha sido que los Juegos se puedan disputar sin poner en riesgo a los atletas, pero tampoco a la población japonesa, por lo que el COI –que ya había recibido un paquete importante de dosis de China– firmó en mayo un acuerdo con Pfizer y BioNTech para que las farmacéuticas donasen vacunas a los participantes olímpicos.
Deportistas, entrenadores, árbitros, dirigentes y periodistas acreditados de todo el mundo fueron convocados para recibir su inyección y viajar a Japón de forma segura. Ello no les librará de vivir en una burbuja, con los movimientos restringidos a su alojamiento y a las sedes de competición y prohibiciones como las de callejear o tomar el transporte público.
Inauguración a medio gas
El número de personas, excluyendo a los deportistas, que asistirán en el Estadio Olímpico de Tokio a la ceremonia de inauguración de Tokio 2020 podrían ser menos de un millar, según han explicado fuentes sin identificar citadas por la agencia Kyodo.
Ese grupo de personas serían básicamente invitados del tipo VIP y serían los únicos en asistir presencialmente al acto en el estadio, con capacidad para 68.000 personas, según añadieron las citadas fuentes.
Entre las personas presentes en el estadio estará el emperador de Japón, Naruhito, que declarará inaugurados los Juegos de la XXXII Olimpiada y entre los asistentes invitados se contará la primera dama estadounidense, Jill Biden, tal y como confirmó el martes la Casa Blanca.
Ni público ni alcohol
La decisión de vetar la asistencia de público no residente en Japón ha sido quizá una de las más difíciles de tomar. El pasado 8 de julio el comité organizador decidió también que las pruebas deportivas en Tokio y en las prefecturas colindantes de Kanagawa, Saitama y Chiba no contarán con ningún tipo de aficionado ante el incremento de casos de covid.
La medida de no permitir la presencia de espectadores en Tokio se tomó poco después de anunciarse la aplicación de un nuevo estado de emergencia sanitaria por coronavirus en la capital, que coincidirá con la celebración de los Juegos. El nuevo estado de emergencia, bajo el cual se pide a los restaurantes que no sirvan alcohol, estará vigente hasta el 22 de agosto.
Estricto protocolo
La organización de los Juegos ha puesto a disposición de los atletas un estricto protocolo en el que informan a los deportistas, entre otras cuestiones, de que serán sometidos a pruebas aleatorias de antígenos y que los casos positivos confirmados quedará excluidos y serán aislados.
También informan de que el uso de mascarillas es obligatorio en los espacios cerrados y ponen a disposición de los atletas instrucciones detalladas sobre el funcionamientos de dos apps de salud para el móvil. Además, avisan de que se han construido varios comedores para minimizar el riesgo de contagio y que está prohibido salir del recinto habilitado para ellos si no es para competir.
Con fines recreativos, los organizadores han reservado una zona verde, una de tiendas y otra destinada a los videojuegos. Finalizada su participación, el deportista no podrá extender su estancia, debiendo abandonar el país en un plazo máximo de 48 horas.
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