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Dunga es tan italiano como Lippi

El regate de Robinho y la aceleración de Kaká deparan un Brasil a la contra mientras la campeona del mundo aún sigue en plena renovación

L. J. M.


A un año del Mundial, hay más pedigrí que juego en Brasil e Italia. En la búsqueda de un equipo al nivel de la historia de ambos, Dunga parte con ventaja porque lleva trabajando desde principios de 2006. Lo primero que hizo al asumir el cargo fue acabar con el vedettismo y los caprichos que desembocaron en el fracaso de Parreira en el Mundial de Alemania. Prohibió las habitaciones individuales y las timbas de videoconsola.

Impuso un régimen igualitario en el que los privilegios a las estrellas del grupo desaparecieron. Siempre tuvo bajo sospecha a Kaká y a Ronaldinho, a los que alternó en las convocatorias. Hasta el triunfo en la Copa América de 2007, sin ninguno de los dos en el plantel, Dunga tuvo que convivir con las acusaciones de no querer verlos juntos en la hierba.

Entre los méritos de Dunga está el de ser el entrenador que más rendimiento le ha sacado a Robinho desde que este salió del Santos. Siente debilidad por él y le dio toda la confianza y libertad que le negaban en el Madrid. Con Dunga, Robinho dribla y golea. Lo convirtió en el máximo artillero de la Copa América y le hizo su bandera para demostrar que no desdeña a los habilidosos.

Esta Brasil maneja muy bien las contras apoyada en el desborde de Robinho y en el cambio de ritmo de Kaká. Hay reminiscencias evidentes del Dunga jugador en su propuesta. Utiliza dos mediocentros defensivos (Gilberto Silva y el emergente Felipe Melo) y confía a ciegas en Julio César, que le discute a Casillas el título de mejor portero del mundo.

Por primera vez en una década, Brasil no acude a una competición mundial sin la pegada de Ronaldo y Adriano. Luis Fabiano está ante la oportunidad de su vida de acudir a un Mundial con la púrpura de ser el nueve de Brasil.

En lo que lleva en el cargo, Lippi ha tratado de armar una selección fiable. Hay una señal inequívoca de que Italia anda baja de talento. No acude con un fantasista (mediapunta) contrastado por primera vez en muchos años. No hay un Baggio, un Del Piero o un Totti. Futbolistas encargados de dar el golpe de creatividad en medio del rigor táctico italiano. Lippi se encomendará a Buffon, a parte del núcleo duro de los campeones del mundo, al criterio de Pirlo, a la llegada de Rossi y el avasallamiento de Toni en el juego aéreo y directo.

Como Italia, Estados Unidos también está en proceso de renovación. Altidore, Bradley y el extremo Beasley son la gran esperanza de una selección que acostumbra a competir por encima de sus posibilidades amparada en su despliegue físico para cerrar espacios y presionar.

Egipto, con sus tres centrales en el fondo y su agresividad cuando se despliega, tiene poco que ver con la selección que se impuso en la Copa de África de 2008, pero tiene futbolistas arriba (Zidan y Aboutrika), que pueden liarla. La baja de última hora del escurridizo Zaki le ha restado potencial ofensivo al campeón africano.

 

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