Este artículo se publicó hace 12 años.
Un empate amargo que clasifica a España
Hungría iguala en el último segundo (24-24) tras un error arbitral
Objetivo cumplido. España se clasificó ayer para la segunda fase del Europeo de balonmano, después de empatar ante Hungría (24-24) en un partido complicadísimo. La selección de Valero Rivera tenía la victoria en el bolsillo, pero en el último segundo una lamentable decisión arbitral acabó de un plumazo con las aspiraciones españolas.
Los árbitros, horribles durante todo el encuentro, pitaron un penalti imaginario a favor de los húngaros, y Csaszar anotó el lanzamiento desde los siete metros. El resultado final fue algo decepcionante, pero lo positivo es que el empate clasifica virtualmente a España. De momento, lidera el grupo C con tres puntos, y mañana se enfrentará a su último rival, Rusia, que ayer cayó ante Francia (24-28) y sólo ha sumado un punto.
La selección sufrió ayer de lo lindo. Hungría bajó al equipo español de las nubes a las que había ascendido después de ganar a la todopoderosa Francia en su debut. La clave de los problemas de España estuvo en el juego ofensivo, menos alegre que hace dos días. El equipo no carburó bien en ataque. Sin tiro exterior, dificultades en las transiciones, ausencias de contraataques y demasiadas imprecisiones, los españoles las pasaron canutas ante un rival muy correoso que, liderado por Mocsai, supo jugar sus bazas. Tampoco la defensa española fue tan eficaz como en el choque ante Francia. Rivera planteó un 5-1para secar el ataque magiar que careció de solidez. Faltaba intensidad atrás y sobraba espesura a la hora de robar balones. Pese a todo, Sierra, que ayer sustituyó a Hombrados en la portería, surgió como un titán bajo los palos. El guardameta del Valladolid atajaba todo lo que le caía entre manos. Un dato lo revela: Hungría anotó su primer gol a los siete minutos.
España se empeñó entonces en complicarse la vida. Se enmarañó en jugadas precipitadas, comenzó a perder balones junto al área rival y la ansiedad se apoderó de sus jugadores. La pelota se movía con dificultad y las imprecisiones se sucedían una y otra vez. Los húngaros aprovecharon la circunstancia y, poco a poco, se impusieron en el marcador.
Rivera optó entonces por un cambio defensivo y apostó por el 6-0 tras el descanso. La táctica funcionó. El equipo se asentó en la cancha y, en una segunda mitad muy igualada, estuvo a punto de sumar su segundo triunfo en este Europeo fratricida.
La jornada se cerró con una derrota de Eslovenia ante Croacia (29-31), y el triunfo de Islandia sobre Noruega (34-32).
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