Este artículo se publicó hace 13 años.
El escaparate de Bale
El 4-0 de la ida deja como gran foco de atención al veloz zurdo del Tottenham
"Gareth Bale, Gareth Bale, que nació para jugar en los Spurs", tronará esta noche en el graderío del coqueto White Hart Lane de Londres. A la velocidad y la pierna izquierda del galés se agarran las pocas esperanzas que tiene la hinchada del Tottenham de darle la vuelta a la eliminatoria con el Real Madrid. Con el 4-0 de la ida, el foco principal estará en lo que sea capaz de hacer Bale, autor del poco ruido que hizo su equipo en el Bernabéu.
Recientemente nominado para mejor jugador del año en la Premier, Bale es un futbolista que lleva en las entrañaslas intensas revoluciones del juego británico. Posee el biotipo ideal para un partido loco y abierto, que es lo que esta noche pretenderá el Tottenham desde el inicio. Mucha presión ambiental, mucha ida y vuelta, mucho fútbol sentido con ese ir y venir hasta la extenuación que tanto entusiasma en las Islas. Y mucho orgullo, el mismo que Bale saca a relucir cada vez que le han preguntado por la posibilidad de jugar con Inglaterra aprovechando la ascendencia de una abuela: "Soy galés, no podría volver a Cardiff, a estar con los míos, si hubiera hecho eso".
En esas condiciones de fútbol volcánico y entregado, Bale será el gran elemento a vigilar por la defensa de Mourinho. Sus características principales, velocidad, resistencia y precisión, responden a ese guión acelerado que se intuye en White Hart Lane. "Tenemos que presionarles desde el principio y necesitamos a nuestra afición", ha anunciado el portero Gomes.
A Bale lo definen como futbolista dos de los deportes que practicó en su Cardiff natal: el atletismo y el rugby. "No me acuerdo de todas mis marcas, pero creo que en 1.500 llegué a hacer 4.08. También llegué a correr varios cross", ha confesado. En los 100 metros lisos se le llegaron a medir algo más de 11 segundos cuando era un quinceañero, aunque dice "no ser tan rápido como Walcott", con el que compartió residencia cuando ambos militaban en la cantera del Southampton. Como jugador de rugby, tenía una patada fina para los golpes de castigo y las aperturas. Esta será la última vez en la que Bale se luzca este curso en el escaparate continental. El mismo en el que deslumbró con aquellos tres goles al Inter en San Siro y le convirtieron en objeto de deseo de los grandes clubes europeos. Recientemente amplió su contrato hasta 2015, pero su nombre sigue en el mercado y este verano se hablará mucho de él.
Bale intervino poco en Madrid, pero dejó señales de futbolista de altura. Con apenas cuatro jugadas cautivó a Chamartín, que reconoció con un silencio temeroso esas escasas acciones que hablaron de un pelotero excepcional. Una conducciónmeteórica casi de área a área, tras un saque con la mano de Gomes, tuvo que interrumpirla con un cruce de emergencia Xabi Alonso. Ramos no estaba y ni Pepe ni Di María fueron capaces de darle caza. El saque de banda rápido y potente que él mismo ejecutó a continuación y por sorpresa dejó a Van der Vaart solo ante Casillas.
Poco después, Bale le ganó la espalda a Ramos en una pelota cruzada y a la carre-ra controló con el pecho y se introdujo en el área antes de sacar un zurdazo que hizo palidecer a Casillas. Mientras Bale cabalgaba, el madridismo contuvo la respiración. Esa tercera carta de presentación confirmó la definición que de él hace Salgado, al que le ha tocado sufrirle en la Premier: "No es sólo su rapidez en carrera, es la velocidad a la que ejecuta con precisión los gestos técnicos". Su cuarta intervención estelar fue otra demostración de velocidad punta que le costó a Pepe la amarilla. Ese fútbol espasmódico de Bale es la amenaza del Madrid.
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