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España arrolla a Eslovenia y jugará su final

Los de Valero Rivera, con una gran defensa, vencen sin problemas

EFE

La selección española ha alcanzado la final del Mundial de Balonmano tras una magistral segunda mitad en la que ha dominado por completo a Eslovenia, a la que ha superado por un cómodo 26-22, en un partido en el que los anfitriones no han sufrido en absoluto para obtener el billete para la gran final.

España, campeona del mundo en 2005, disputará su segunda final de la historia, esta vez en casa, contra Dinamarca después de un excelente partido en el que ha cumplido con todos los pronósticos de favorito. Joan Cañellas, con 5 goles y sobre todo, un soberbio Arpad Sterbik en la portería (42% de acierto) han sido los nombres destacados de un equipo que, al completo, ha jugado a un altísimo nivel como bloque. Y eso que Valero Rivera ha apostado por dar la titularidad a Sierra -uno de los hombres más decisivos frente a Alemania- en la portería, pero sin embargo, las paradas han llegado cuando ha tomado su relevo Sterbik.

El cancerbero de origen serbio, que ha entrado en la pista en el minuto 11, ha recuperado su habitual mejor versión y ha originado con sus intervenciones que España tomara su primera ventaja importante. Así, la selección española, aupada por los goles de Maqueda, Cañellas, Gedeón Guardiola y Rocas, ha conseguido escaparse con un parcial de 4-0 hasta los 5 tantos de diferencia (12-7, m.24).

Cuando parecía que los de Rivera podrían llegar al descanso con una buena renta ha aparecido el homólogo esloveno de Sterbik, Gorazd Skof, que ha encadenado varias paradas que han permitido a Eslovenia hacer lo que mejor ejecutar: correr. Desde la velocidad en los contraataques han llegado los tantos del inspirado extremo derecho Gasper Marguc (4 goles al descanso), y han puesto al conjunto de Boris Denic otra vez de lleno en la semifinal, apoyados también en Jure Dolenec, autor de 6 goles.

Al intermedio se ha llegado con un ajustado 13-12, con la sensación de que la anfitriona estaba jugando bien, pero sin el acierto necesario para resolver el partido por la vía rápida, algo lógico tratándose de la semifinal de un Mundial. Todo ha cambiado en el segundo tiempo cuando España ha vuelto a pegar otro arreón, esta vez, contundente, definitivo y que le ha abierto de par en par las puertas a la final.

Del 15-14 se ha pasado a un hueco de siete goles con el 21-14 (m.48), con papel estelar de Joan Cañellas y Viran Morros, y la rabia desatada de Maqueda, que ha despertado a un Palau Sant Jordi prácticamente lleno, con espectadores ilustres como los futbolistas Andrés Iniesta y Sergio Busquets, o el Duque de Palma, Iñaki Urdangarin. España ha podido relajarse y se ha limitado a conservar la renta adquirida. Aguinagalde en el pivote, Viran Morros y Valero Rivera han sido con 3 tantos cada uno, los segundos máximos anotadores de un equipo que no depende de una estrella, sino de la fuerza de un grupo.

El seleccionador incluso ha podido dar minutos a jugadores con menos protagonismo como Antonio García, que se ha destapado al final, y ha culminado la fiesta del Sant Jordi finalmente con un resultado de 26-22. España, en su mejor momento, ya está en la final de su Mundial, donde esperan los daneses para poder alzar su segundo título continental.

España (13+12): Sierra; Entrerríos (1), Maqueda (1), Víctor Tomás (2), Sarmiento (2), Aguinagalde (3), Rivera (3) -equipo inicial- Sterbik (ps), Rocas (1), Cañellas (5, 1p), Montoro (1), Morros (3), Ruesga (-), García (2), Ariño (-), Guardiola (2).

Eslovenia (13+10): Skof; Pucelj (-), Dolenec (6, 1p), Luka Zvizej (-), Gaber (1), Zorman (1), Marguc (7, 1p), -equipo inicial- Prost (ps), Bilbija (1), Dobelsek (1), Kavticnik (-), Bezjak (-), Skube (1), Bundalo (1), Miha Zvizej (2), Macksovsec (1).

Parciales: 1-2, 5-3, 8-6, 10-7, 12-8, 13-12 (descanso) 15-13, 15-14, 18-14, 21-15, 24-18, 26-22 (final).

Árbitros: Leifsson y Palsson (Islandia). Excluyeron por dos minutos a los españoles Maqueda y Rivera y a los eslovenos Marguc, Zorman y Dolenec.

Incidencias: Partido de semifinales del Campeonato del Mundo de balonmano disputado en el Palau Sant Jordi de Barcelona ante unos 12.000 espectadores. Fue nombrado mejor jugador del partido el español Sterbik.

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