Este artículo se publicó hace 17 años.
España conquista su cuarta corona europea
La selección española de fútbol sala no ha dado opciones a los transalpinos en la final de Portugal.
La selección española de fútbol sala se ha proclamado tetracampeona continental al superar en la final de la Eurocopa a Italia (1-3), incapaz de superar la defensa diseñada por José Venancio López.
En un ambiente claramente favorable para los españoles, los campeones de Europa y el Mundo no dudaron en imponer el ritmo y estilo de juego que más les convenía. La entrega italiana no ponía las cosas fáciles, pero España iba llegando, creando peligro y avisando de lo que, más tarde más temprano, tenía que llegar, el gol.
Y así fue. Tras un gran pase de Borja, Álvaro se plantó en el área, esperó, recortó y dio un pase alto, casi una vaselina, que dejó helado a Forte, que nada pudo hacer para que Marcelo marcase el primero.
Italia no estaba cómoda, no encontraba su lugar en el partido, y ni siquiera el juego psicológico del seleccionador, Alessandro Nuccorini, tenía efecto sobre una España serena y muy habituada al estilo típicamente "azurro".
Luis Amado, protegido por una inconmensurable defensa, apenas veía peligrar su portería con disparos largos o escorados, como uno del capitán Grana, que alcanzó la base del poste izquierdo español tras un lanzamiento cruzado raso. Sin embargo, el último minuto de la primera mitad fue de asedio italiano, pero entre el guardameta español y una puntería poco afinada se llegó al descanso con el marcador a favor.
Después del descanso se remató la faena
Tras tomar respiro, España volvió a la carga y en el minuto 21 Álvaro se plantó nuevamente delante de Feller, pero en esta ocasión no pudo superarle, pero ahí estaba Daniel para remachar para conseguir el segundo.
Italia se fue a por todas al ataque y dejó tan descuidada su defensa que en un el capitán español, Javi Rodríguez, no perdonó y amplió la ventaja ante el resignado gesto de los jugadores transalpinos.
Nuccorini optó por utilizar a Feller como portero-jugador y la táctica le salió bien, pues el portero sorprendió a Amado con un potente disparo que se coló en la portería española. Animados porque la ventaja había disminuido, los italianos acecharon aún más si cabe a la "roja" y, en esta ocasión, con Grana como portero-jugador.
El capitán italiano salvó a su equipo de despedirse anticipadamente del título con una gran parada, cuando el banquillo español se preparaba para saltar de alegría. Grana volvió a ser protagonista cuando a falta de minuto y medio, y a punto de perder una pelota tras resbalarse, abrazó la pelota y sólo fue sancionado con una tarjeta amarilla.
Tras este incidente, el pabellón y el banquillo se decidieron a festejar el cuarto título continental para España, que continúa con su buena racha en las finales contra Italia, a la que derrotó en el partido decisivo del pasado Mundial de Taiwán.
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