Ninguna selección nacional de época alguna puede acreditar mejores números que la España actual. A caballo entre dos seleccionadores y tras el triunfo de ayer ante Suráfrica, la roja ha encadenado quince victorias, algo nunca visto antes, y 35 citas sin perder, racha que sólo fue capaz de lograr Brasil entre 1993 y 1996.

El prodigioso grupo dirigido por Luis Aragones y, ahora, por Vicente del Bosque ha adelantado a Brasil, Australia y Francia en triunfos consecutivos. El citado trío, y la selección hasta ayer, habían obtenido 14. Ahora, la histórica marca sólo tiene un color, el rojo, y surge hace un año, el 26 de junio de 2008, cuando España destroza a Rusia (0-3) en la semifinal de la Eurocopa. El récord sería estratosférico, 25 victorias seguidas, si la rácana Italia (0-0) no se hubiese cruzado en los cuartos de final del torneo en el que España se proclamó campeona.

Ese empate, sin embargo, sí cuenta para el otro récord igualado ayer por el combinado nacional. La selección española lleva 865 días sin probar el sabor amargo de una derrota. Casi dos años y medio sin sufrimiento han pasado desde que Iniesta marcó el gol del triunfo ante Inglaterra (0-1) el 2 de julio de 2007 en Manchester.

Aunque comparte récord con Brasil, España puede presumir de haber ganado dos encuentros más, 32 frente a 30, que la tetracampeona del mundo que fijó tan espectacular racha a mediados de los años 90. Ha marcado nueve goles menos (72) que la canarinha cuyo ataque comandaba el inigualable Romario (81), pero ha encajado cinco menos (11) de los que recibieron los suramericanos (16).

De hecho, además de su famoso toque, o gracias a él, España cimenta tan impresionante racha en una solidez defensiva excepcional. En los últimos 35 partidos, sólo Grecia logró marcarle dos goles en el amistoso de agosto de 2007. Del resto, en ocho ocasiones ha encajado un solo tanto, y en los 25 restantes, más de un 70%, su puerta acabó a cero.

De hecho, el conjunto de Del Bosque accede a las semifinales de la Copa Confederaciones imbatida e invicta, algo de lo que ninguno de los demás participantes puede presumir. Ni siquiera Brasil.