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El 'Estu' sabe sobrevivir

Los del Ramiro confirman su permanencia en la ACB tras vencer a un Madrid sin argumentos (71-63)

MIGUEL ALBA

Entre la necesidad de ser y la necesidad de tener, el hombre siempre se agarra al instinto de conservación para escarbar una última vía. Esa solución que desbarata temores y acaba con las urgencias para encontrar una rutina en la que instalarse y sobrevivir. En esa dimensión se colocó ayer Estudiantes, tras el derbi de las necesidades.

Ante una masa social acostumbrada a que la temporada finalizaba en los play off, y ante la mirada cautiva de Azofra, el exponente de una generación para la que un triunfo ante el Madrid justificaba un año de entrenamientos, el grupo de Luis Casimiro convirtió la victoria ante el Madrid en la permanencia en la ACB. Un rácano premio al que se aferran los del Ramiro, desde la pasada temporada, como si su tradición se diera por saciada.

El triunfo ofreció la típica escenografía de las buenas tardes, aquellas en las que los toreros volvían al parqué para participar de un bis que se habían ganado. Más allá de la épica y de olvidarse de las cuentas que han estresado al vestuario, Estudiantes debe comenzar una profunda reflexión para no volver a salvar el curso de forma raspada. Su grupo debe darle vueltas al por qué sólo quiere ser competitivo cuando se siente grande, como sucedió en la Copa del Rey.

En un inicio que invitaba más a la adrenalina del fallo que a la pureza de la estética, Estudiantes esgrimió una filosofía sencilla. Fuerte defensa individual, con constantes ayudas a los pares de Bullock y Reyes, y balones a Jasen -cuánto echa de menos Estudiantes a su capitán- para construir puntos. Las bocanadas de oxígeno ayudaron a Estudiantes a intentar nuevas soluciones en las que todos querían sentirse protagonistas.

Por contra, el Madrid se atascaba en cuanto se veía obligado a la improvisación. Con Mumbrú lesionado, y Hervelle en el banquillo desde el minuto dos, castigado por su segunda personal, los recursos desaparecían en cuanto la rotación de balón no llegaba a Reyes o Bullock. La situación no es nueva. Es más, es una constante machacona con la que el Madrid no va a ningún lado. Ni siquiera a la tercera plaza de la fase regular, que los blancos facilitaron ayer un poco más a Unicaja.

En esa dinámica de crecimiento, la Demencia comenzó con la sorna tras una canasta de Jasen (31-20, min. 18). Nadie se escaqueaba aunque, como a Junyent, le cayese el marrón de frenar a Reyes. Sin embargo, el Madrid comenzó una remontada silenciosa amparándose en su dominio del rebote ofensivo. Un parcial de 3-11, concedió a los de Plaza su única ventaja (45-46, min. 29) en el derbi.

Sin embargo, a Estudiantes no se le atragantaron esos matices que le han hecho perder tantos partidos esta temporada. Seis puntos de Popovic y un triple de Iturbe situaron a los de Casimiro con una cómoda ventaja (63-55) a escasos tres minutos del final. Sólo restaba saber gestionar el instinto de conservación. Estudiantes lo hizo con una inspiración honda. Cuando soltó aire, ya estaba salvado.

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