Este artículo se publicó hace 15 años.
Una Europa de cuatro
La llegada de Messina reinventa al Madrid para la Euroliga
Delante de un café, Antonio Maceiras reinventa el equilibrio de poderes en el baloncesto europeo. "Nosotros tenemos que estar en la Final Four", defiende el máximo responsable del basket madridista. Una cita que se ha convertido, en los últimos años, en una pasarela de presupuestos. De hecho, ninguno de los cuatro equipos que se presentaron en Berlín la pasada primavera manejaba unas cuentas por debajo de los 25 millones de euros. Unos números que Olympiacos, Panathinaikos y Barcelona vuelven a sustentar para el curso que se inicia hoy.
"Sin embargo, el dinero no es lo único", asegura Maceiras, que niega una cuenta de resultados tan abultada. Como le sucedió al CSKA moscovita hace cuatro años, el Madrid ha apelado a Ettore Messina para reinventar la identidad de un equipo que sólo puede presumir de pasado (ocho títulos, el último hace 15 años). "Ettore es un referente importantístimo dentro de la competición (cuatro títulos). Nadie como él sabe rentabilizar, y lo ha demostrado en todos los equipos que ha entrenado, un liderazgo", asevera Maceiras. Con Ettore, el Madrid pretende copiar el libreto de su primer año en el CSKA, cuando los moscovitas recuperaron la supremacía en Europa después de 35 años. Una ilusión que no esconde Maceiras, para la que ha dotado al italiano con ocho nuevos jugadores frente a la plantilla del pasado año.
Panathinaikos, Barça y Olympiacos se señalan como fijos en la Final Four
"En algunas posiciones, abrimos mucho el abanico de nombres. En otras, como sucedió con Velickovic o Prigioni, el abanico apenas se abrió. Teníamos muy claro lo que queríamos", razona Maceiras. Su propuesta, ideada y gestionada por Messina, se pone mañana a prueba ante el Khimki de Scariolo. El equipo que ha recogido la obligación de éxito del baloncesto ruso tras la pérdida de glamour (Messina, Zisis y Lorbek) del CSKA por la crisis económica.
Despilfarro frente a juventudAnte la construcción equitativa del Madrid, Olympiacos y Panathinaikos han matizado sus plantillas desde diferentes filosofías. Olympiacos ha renovado su apuesta por el despilfarro con Von Wafer, ex Rockets, y Kleiza. El lituano, que cobrará 12 millones de dólares por dos temporadas, se unirá a Josh Childress para conquistar la Euroliga. Panathinaikos, por contra, campeón de la pasada edición, prosigue con su política de matices desde la juventud con Obradovic en el banco. Una forma de trabajar sobre la que quiere asentarse el Madrid. "Panathinaikos debe ser nuestro modelo para los próximos años", reconoce Maceiras. Las llegadas de Tepic (2,02 y 22 años) y Calathes (1,98 y 20 años) han reforzado un quinteto en el que aparecen Spanoulis, Tsartsaris, Diamantidis o Jasikevicius.
La apuesta de NavarroLa cuarta vía hacia el título aparece bajo una promesa. "He vuelto a Europa, al Barça, para triunfar de nuevo, para ganar algo grande, la Euroliga; ese es mi objetivo", proclamó Juan Carlos Navarro el curso pasado, tras su corto y poco satisfactorio periplo en la NBA. Pero la Bomba se quedó a un paso de su gran anhelo, con la amargura de verse eliminado de nuevo en las semifinales de la Final Four de Berlín, ante el CSKA de Moscú. Fue una noche aciaga para el escolta del Barcelona, el mejor jugador de la temporada europea (MVP), gran icono del baloncesto continental, una vez más privado del sueño de levantar su segunda Euroliga. Su protagonismo fue escaso (13 puntos), por debajo de su estatus las faltas le condenaron demasiado pronto, devorado finalmente por la figura de Siskauskas, que emergió en el último cuarto.
"Nadie como Ettore sabe rentabilizar un liderazgo", dice Maceiras
De modo que, alcanzada la madurez deportiva, Navarro aspira más que nunca a quedarse con el cetro europeo que se disputará en París. No sólo él. Por cómo se produjo, la derrota escoció especialmente a Pascual. Plantarse en la final de la Euroliga, en su primera temporada al frente del equipo, le habría situado muy cerca de los grandes entrenadores europeos.
No fue así y el regusto aún le amarga a Pascual, que no esconde sus intenciones. "Algunos no lo dirán o lo harán con la boca pequeña, pero nosotros salimos a por la Euroliga", señala el técnico del Barça. "El año pasado nos merecíamos algo más, pero pasaron cosas que condicionaron el resultado", desliza Pascual, confiado en resarcirse.
Más lejos aparecen las candidaturas de Unicaja, Baskonia o Maccabi.
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