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La FIFA vende paz en medio de la tensión

Asegura que las tensiones raciales no afectarán a la organización del Mundial de Fútbol

CARMEN GONZÁLEZ

'No, eso no va a pasar'. Así de tajante fue ayer en Johannesburgo el director ejecutivo del comité organizador del Mundial de Suráfrica, Danny Jordaan, sobre la posibilidad de que el asesinato del líder racista y ultraconservador Eugène Terreblanche se traduzca en una erupción de violencia que empañe o incluso impida el torneo. A su lado, el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, recalcó que el organismo no había recibido ninguna amenaza específica.

A diez semanas del pitido inicial, la FIFA lucha contra viento y marea para transmitir una imagen de normalidad. En vez de hablar de los problemas y miedos prefiere, por ejemplo, ensalzar los estadios, 'mejores que los de Alemania 2006'.

Mientras hablaban los responsables futbolísticos, a poco más de cien kilómetros un dispositivo policial de urgencia se desplegaba en Ventersdorp ante el entierro hoy del casi septuagenario presidente del Movimiento de Resistencia Afrikáner (AWB), asesinado a machetazos el sábado en su granja por dos de sus empleados, de 15 y 27 años, que han sido calificados de 'héroes' por buena parte de la comunidad negra del municipio. La división racial que todavía existe en el país ha repuntado. Jacob Zuma, presidente surafricano, pide calma, pero la tensión se antoja inevitable.

Tras 16 años de democracia, la caja de Pandora ha empezado a destaparse en Suráfrica a las puertas del Mundial. El último trueno, el asesinato de Terreblanche justo en medio de la polémica desatada en el país por el líder de las juventudes de la gobernante ANC (Congreso Nacional Surafricano) al entonar una de las canciones de la lucha contra el apartheid, 'Ayesaba Amagwala (los cobardes están asustados)', y sus ya famosos versos: 'Mata al granjero, mata al bóer'.

Resistente en un principio a criticar a su líder juvenil por cantar una tonada que forma parte de su 'cultura y tradición', la ANC ha tenido que llamarlo al orden tras el asesinato y ha pedido 'circunspección' a sus miembros.

Líder discreto de la minoría blanca -apenas el 9% de la población-, Terreblanche está levantando más conmoción muerto que vivo. 'No somos racistas, simplemente creemos en la pureza de la raza', dijo su hermano tras el suceso. Creencias del pasado que estos días han vuelto a desenterrarse pero que, según la FIFA, en nada van a afectar a la organización del Mundial que arranca el 11 de junio.

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