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Francia y la prueba del 9

ANDRÉS PÉREZ

Desde hace años, los franceses viven depresión tras depresión con los resultados mediocres de su selección, y con los escándalos que la rodean. Ni la eterna incompetencia del seleccionador Domenech es ya noticia.

Tampoco las reiteradas declaraciones de los políticos ultraderechistas de la familia Le Pen sobre los jugadores hijos de la inmigración. Ni siquiera un reciente escándalo sobre un caso de proxenetismo con menores ha conseguido calentar el ambiente.

Pero, en los últimos días, al acercarse el inicio del Mundial, una incógnita sí crispa: ¿Quién será el nuevo goleador 'asesino' de una selección que brilló hace una década? Henry, mejor goleador de la historia gala ha reconocido que arrancará el Mundial sentado en el banquillo. Muchos años a cuestas y una temporada sobrecargada en el Barça. De ahí que esté en el aire e hombre que estará en la punta del nuevo 4-3-3 que va a desplegar Francia.

Para ese puesto, tres nombres están liza, aunque el de Anelka pierde peso. El poco conocido Gignac sube con fuerza. Djibril Cissé mantiene sus aspiraciones. Los jugadores están seguros de que se jugarán la clasificación frente a las defensas compactas de México y Uruguay.

Toda la presión de una eventual eliminación recaerá pues sobre las espaldas del 9 elegido. Se la jugará a cara o cruz: o la gloria, o ser un cabeza de turco de una afición al borde del suicidio.

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