El Fulham define a la perfección un equipo modesto. Hasta ayer nunca había entrado en una final europea. De hecho, ni siquiera había entrado en ninguna final, más allá de la Intertoto que ganaron en 2002. Su victoria (2-1 al Hamburgo) es tan meritoria como la Liga Europa que está realizando en general.

Empezó el partido dominando, casi en un monólogo, pero sus ilusiones se congelaron momentáneamente con un magnífico gol de Petric de falta en la primera parte. En la segunda, los ingleses apretaron aún más y consiguieron dos goles ratoneros, marcados por Davis y Gera.

Con ellos apearon de la competición al Hamburgo, que ya preparaba todo para ejercer de anfitrión en la final del 12 de mayo tras el empate a cero de la ida.

Para llegar a la final, el Fulham ha tenido que sufrir, y entre sus víctimas se encuentran el Werder Bremen, vigente campeón de Copa alemán, y la todopoderosa Juve italiana.