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Ganadores a base de detalles

La selección es una suma de jugadores en estado de gracia, así que ahora cualquier rival es, desde el respeto, pequeño

MARCOS LOPEZ

Dejar en el camino a los italianos significó mucho más que pasar ronda. Ahora nuestra selección tiene un plus de confianza. Cualquier rival es pequeño dentro del respeto. Ganamos por contraataque o posesión, da lo mismo cualquier planteamiento porque nuestra España es una suma de jugadores en estado de gracia. Lo mejor es que hasta los más castigados, Ramos, Iniesta y Cesc, se han sumado a la fiesta y según pasan los partidos mejora su aportación y rendimiento.

Los detalles nos hacen ganadores, todo va de cara. Sin Villa nos quedábamos sin segunda línea en la finalización, perdíamos llegada, fútbol directo y posibilidades a la contra pero la diferencia de esta España con otras, es que todo va de cara. Xavi hereda ese papel de llegador que tuvo este año en el Barça desequilibrando el marcador, justo ese toque de suerte que necesitaba la selección. Ponerse por delante con cinco centrocampistas era el plan perfecto para tener el balón, tocar y tocar hasta que la jugada apareciese, y está llegó como consecuencia lógica de una selección rusa en la que la anarquía es una losa para poder levantar partidos que no van sobre ruedas.

Riesgo máximo siendo el sabio de Hortaleza reincidente en la materia. Estando arriba en el marcador, agotar los cambios es dejar opciones a la suerte y ésta es una de las circunstancias que todo entrenador debe saber manejar. Un detalle, un gol o una lesión, jugar con diez o ir al tiempo extra… agotar los cambios es tarea del que va por detrás. Quedar sin margen de maniobra no corresponde al que tiene que defender el resultado y no exponerse con cambios de jugador por jugador.

Torres por Güiza, cambio en el ‘9’, algo innecesario aunque al final determinante. No por ello vamos a dejar de reflexionar sobre un seleccionador de la misma escuela que Robson: los cambios agotados a falta de 20 minutos y nunca antes del primer tercio del segundo tiempo salvo por lesión.

No fue buena la primera parte pero fue una exhibición de mentalidad y derroche físico. Faltó la pausa, jugar con la cabeza en lugar de jugar al arrebato víctimas de la pasión. Ida y vuelta pero sin noticias de los rusos. Equilibrio en las líneas, un par de ocasiones de un Pavlyuchenko que preguntó una y otra vez donde estaba Arshavin, el deseado.

La ansiedad sólo la calmaba un gol. Que los rusos se adelantaran en el marcador era peligroso, podíamos ser víctimas de nuestra ansiedad y precipitación. Fue marcar Xavi y llegó la armonía, el toque, la pausa. Obligamos a los rusos a correr detrás de ella y en eso los rusos ponen fuerza, físico pero no ponen sentido colectivo. Son como los indios, van de uno en uno y ahí, pasa siempre lo mismo, cuando van por detrás y tocas, el partido acaba en goleada.

Contra Italia estuvo majestuoso entre centrales, contra los rusos, imperial. La marca de Arshavin en transición correspondió a Xavi y Senna, y aunque se preveía un Xavi en inferioridad, cumplió con nota. Esta Eurocopa demuestra que Xavi no es un jugador de 90’. Siempre bien en el toque, sus limitaciones en la zancada, la recuperación y la velocidad, hacen de él un jugador de rendimiento ofensivo y defensivo para dos tercios. Xavi es resistencia, pero el fútbol es explosividad, y su físico no le da para cumplir con éxito sus obligaciones defensivas más de 60 minutos.

Mantener la portería a cero es tarea de todos pero la pieza que hace que todo el engranaje mejore partido a partido es Senna. Se puede jugar al ataque o al catenaccio, pero no hay nada mejor para competir que un equipo bien armado atrás con mentalidad ofensiva.

Llega la final, y una de las claves se sitúa en la lesión de Villa. Todo movimiento de Torres debe ser continuado por otro jugador en segunda línea para ocupar el espacio libre generado por ‘el Niño’. Con Cesc, España chirría en ese aspecto tan determinante en la roja. Tener llegada de segunda línea con un killer es un lujo que pocos tienen. Sin ir más lejos, Klose y Gómez han demostrado una incompatibilidad manifiesta. Acertar en la elección del sustituto de Villa, si finalmente no juega, será ganar la final, pero ahí Aragonés no lo tiene sencillo. Elegir a Güiza es apostar por doble goleador y significa perder ese escalón diferencial. Con partido a favor, Cesc es el ideal, pero con tablas y partido cerrado, España sentiría la ausencia del asturiano, un jugador que no tiene sustituto natural entre los elegidos para la gloria.

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