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El Getafe juega sin pasaporte

Los azulones juegan desordenados y sin mordiente en Stuttgart.

A. VARONA

Jugó sin pasaporte el Getafe en Sttutgart. Apareció muy tarde en los últimos diez minutos cuando salió Colunga y su orgullo, hasta entonces huérfano de intereses, le instó a conocer la portería de Ulreich. Tuvo Manu una ocasión casi perfecta en la que seguramente abusó de la ansiedad.

Ahí empezó y acabó el Getafe, que fue un equipo de alquiler, al que no reconocieron ni sus peores vecinos. Sus defensas sufrieron el desamparo ante Cacau y Marica, que cenaron gratis. Sólo encontraron un hueso a última hora en la figura de Ustari, que se reivindicó en Alemania como un portero importante incluso en el gol de Marica.

Sin hacer gran cosa, el Sttutgart dominó la noche sin cinismo. Camoranesi fue un gigante y Kuzmanovic jugó tan rápido que ni siquiera escatimó en propinas. El Getafe careció, una semana más, de mediocampistas. La explicación es que esta vez no estaba Boateng y jugar en el extranjero sin él es como pasar la aduana sin gasolina.

O sea, una locura en este Getafe, donde hay tanto talento desordenado como Albín o Arizmendi, que casi nunca acaban de ganarse la siguiente oportunidad. Como juegan en camas separadas, ni siquiera enloquecen a la vez y por ahí también se explica la soledad que agotó a Miku arriba. No fue un partido para él. Fue un tormento ante defensas que, sin necesidad de sacarle la cabeza, parecían infinitamente más altos y rápidos. Pero así está la cosa en el Getafe.

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