Goles de laboratorio

Unai Emery (Hondarribia, 3 de noviembre de 1971) es uno de los mal llamados técnicos de moda del fútbol español, pues las modas pasan y la carrera del guipuzcoano no ha hecho sino empezar. Su meritoria andadura en el Almería, con el que ascendió hace un año a Primera y esta temporada ha rozado incluso las plazas que llevan a Europa, le ha servido para cotizarse en el mercado de entrenadores.

Aunque el equipo almeriense le ha ofrecido varias veces la renovación, Unai está a la espera de otras opciones que maneja. Se habló del Atlético y se habla del Valencia, aunque Emery ha desmentido que tenga un acuerdo con el club de Mestalla. Iñaki Badiola, presidente de la Real Sociedad, también le ha tanteado, pero el hondarribitarra sigue sin decidir su futuro y el de la Real está vinculado ahora mismo al de su paisano Lillo.

A Unai la pasión por el fútbol le viene de familia. Nieto del Pajarito Emery, mítico portero del Real Unión en los años 20 y 30. Hijo también de guardameta, que desarrolló su carrera en el Deportivo y el Recreativo. Y sobrino de otro ex futbolista que militó en el Logroñés y el Real Unión. Unai empezó a jugar en las categorías inferiores de la Real y, aunque llegó a debutar en Primera, se tuvo que buscar la vida lejos de San Sebastián. Mikel Etxarri, ex secretario técnico de la Real y actual director deportivo del fútbol base del Alavés, conoce a Unai desde su etapa de jugador. Le tuve tres años en el Sanse y era un futbolista excesivamente individualista. Muy ofensivo y bien dotado técnicamente. Exquisito con la zurda, comenta.

Emery fichó por el Toledo, que en ese momento jugaba en la Segunda. Cuando el equipo descendió a Segunda B, se fue al Racing de Ferrol, que acababa de ascender a la Segunda. Fue entonces cuando empezó a sacarse el carnet de entrenador nacional. Después de un año en el Leganés, llevó el providencial fichaje por el Lorca, pues fue en el club murciano donde inició su carrera de entrenador. Yagüe fue despedido tras una derrota contra el Ceuta y el presidente del Lorca ofreció a Emery, que estaba lesionado en una rodilla, hacerse cargo del equipo. El aceptó el reto, colgó las botas y cogió las riendas del equipo.

Sin pensárselo demasiado y con tan sólo 33 años, Emery se inició así como entrenador. Si en el Lorca ya llamó la atención al estar a punto de subirlo a Primera, fue el consumado ascenso con el Almería el que le aupó a la primera línea del panorama futbolístico. Etxarri no ha perdido el contacto con Emery y las pasadas navidades ambos compartieron mesa y galardones en San Sebastián. Ambos fueron premiados por la Asociación de la Prensa Deportiva de Guipúzcoa y aprovecharon la cena para hablar de fútbol. Es un amante del juego ofensivo y en lo que más cree es en dar confianza al jugador. Hace mucho trabajo psicológico para aumentar la autoestima de sus futbolistas, señala Etxarri.

Si por algo se ha hecho famoso el Almería es por los goles a balón parado. Sí, a Unai le gusta mucho la estrategia. La prepara con mucho mimo, con pantallas y jugadas marcadas. Ya en su etapa de futbolista le atraía. Cuando estaba en el Toledo, ya tenía inquietud por ser entrenador y me pedía apuntes, cuenta Etxarri.