Público
Público

El grito de Robben

Un golazo del holandés clasifica al Bayern de Múnich

ALBERTO CABELLO


El maldito lo es desde ayer un poco menos. Su tendencia a hacerse añicos le ha dejado un cartel de futbolista para un rato, de apenas tres carreras. La maravilla que dibujó ayer en Old Trafford compensa parte de todos esos eslalons incompletos, que terminan con una mirada al banquillo pidiendo el cambio después de otra mala pasada de su esqueleto.

Robben, otro descarte del Real Madrid de Florentino, resultó decisivo (como el martes Sneidjer en el Inter de Milín), para que el Bayern de Múnich dejara con cara de tonto al Manchester. Ribery sacó de esquina desde la izquierda. En el pico derecho del área, el holandés se perfiló en diagonal a la trayectoria del balón para conectar una extraordinaria volea. Ni la estirada de los casi dos metros de Van der Sar pudo evitar el gol.

Antes habían pasado muchas cosas. La sorprendente aparición de Rooney en el once inicial disparó al United. Ayudado por una defensa rival de caramelo, el equipo inglés acribilló con su velocidad. Tampoco estuvo lucido el guardameta Butt en el disparo de Gibson. A los 40 minutos, la clasificación estaba en el bolsillo del Manchester con el 3-0.

El Bayern echó mano a su reputación de equipo grande. Metro a metro le ganó el campo al rival hasta equilibrar las fuerzas. El gol de Olic, antes del descanso, auguraba una segunda parte gigante. Justo en ese momento apareció Robben. El extremo punzante, el regateador incontenible. Atrapó una de esas rachas que le hace imparable para agarrar el partido entre sus botas. Fue la recompensa a tantas carreras imaginadas en la soledad de una enfermería.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?