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Güiza culmina su venganza

El Mallorca salió decidido a llevarse los tres puntos de Huelva y tuvo en Dani Güiza al hombre indicado. Los de Manzano siguen en puestos nobles de la la tabla.

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Son las cosas de los delanteros. Dani Güiza lanzó durante la semana un órdago a la afición que fue la suya, la onubense. Calificó de 'horrible' su paso por el Decano del fútbol español hace ya cinco campañas. Aquel año, el Recre subió a Primera. Aquel año, en Huelva se dudó de la profesionalidad de un delantero prometedor pero algo noctámbulo.

No era extraño que fuera recibido de uñas. Abucheado desde el calentamiento, Güiza sabía a qué había venido. No dejó pasar más que unos segundos desde que González Vázquez silbó el inicio del partido para demostrar que un killer cargado de rencor es veneno puro. Batió el frente del ataque, husmeó el hueco entre los defensas, vio la presa y lanzó el desmarque.

Ahí estaba Ibagaza, a quien a lo largo de la temporada deberá susurrarle muchas veces al oído su agradecimiento, para servirle un balón de oro. Recibió, y, a salida de Sorrentino, resolvió con la jugada que va camino de patentar: balón picado y gol.

El Recre, inoperante una semana más, tiene la excusa del golpe inicial para justificar su espesura. Transcurridas ocho jornadas, el Decano ya sabe de la importancia que tenía en el equipo Viqueira y probablemente ha asumido ya que se avecinan tiempos de sangre, sudor y kleenex.

El Mallorca, superior durante todo el partido, se aupó provisionalmente a puestos europeos y va camino de convertirse en otro de esos milagros de Gregorio Manzano. El gol de Tuni en el tramo final del partido no hizo sino ratificar que los equipos que se encontraron sobre el césped ayer juegan ligas distintas y no tienen en común más que un cromo de letal eficacia: Dani Güiza.

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