Este artículo se publicó hace 16 años.
Hamilton y la curva de la felicidad
13 millones de británicos siguieron en televisión la última vuelta del GP de Brasil, en la que Hamilton adelantó a Glock y se proclamó campeón
La curva Junxo del circuito brasileño de Interlagos ya tiene un lugar en la historia del deporte. En ese trozo de asfalto se vivió uno de los momentos más conmovedores jamás vividos en la Fórmula 1. Una curva ciega porque nadie se dio cuenta de lo que sucedió en ese viraje hasta que Lewis Hamilton y Timo Glock enfilaron la recta de meta.
La curva maldita de Massa y la curva de la felicidad para Hamilton. Junxo llevó el duelo a los miles de brasileños que ya se preparaban para la batucada festiva. La alegría hizo su vuelta rápida y voló del box de Ferrari al de McLaren en décimas de segundo.
No por repetir una vez más la historia deja de ser impactante. Una competición de miles de kilómetros decidida en unas decenas de metros. Una última vuelta ya eterna. Será difícil olvidar el rostro perplejo del padre de Felipe Massa cuando vio marcado en la pantalla el quinto puesto de Hamilton. Por detrás, Glock. ¿Glock? Nadie había prestado atención a este piloto, que fue el desencadenante de la epopeya.
Más de trece millones de británicos siguieron en directo por televisión el desenlace del campeonato del Mundo, la audiencia más alta para una carrera de automovilismo.
"Calma, calma. Necesito confirmar a Hamilton", Rob Smeldey, ingeniero de Ferrari, avisó a Massa de que aún no estaba todo decidido. En el box de la escudería italiana se tenía constancia de que Timo Glock no había cambiado a neumáticos intermedios como todos los demás y que completó la penúltima vuelta en 1 minuto y 28 segundos, unos 15 más lentos que sus perseguidores.
"Espera un momento, está peleando con Glock". Smedley volvió a comunicarse por radio con el brasileño. Justo en el momento en el que terminaba de pronunciar la frase, Vettel y Hamilton adelantaban al Toyota."Ok, ha pasado a Glock", fue la última comunicación entre el Ferrari y su box. Sin adherencia al asfalto mojado, Timo Glock completó la última vuelta en 1 minuto 48 segundos. Tiempo suficiente para permitir la remontada de Lewis Hamilton.
Los periódicos británicos estiman en unos cien millones de libras las ganancias del piloto de McLaren gracias a su primer título de campeón del mundo. Una cifra muy superior a la que ingresan Tiger Woods, Lebron James o Kobe Bryant. Justo en los días previos al Gran Premio de Brasil, el británico anunció su intención de abandonar Gran Bretaña para trasladar su residencia a Suiza. Un paraíso tan natural como fiscal para la joven estrella de la Fórmula 1.
Entrenamiento virtualLa semana previa a la carrera en Sao Paulo, Hamilton se refugió en Woking. Allí utilizó un software diseñado por McLaren para recorrer una y otra vez de forma virtual el circuito de Interlagos. La escudería ha invertido más de 60 millones de libras en este programa informático basado en tecnología militar.
La curva Junxo también reportó grandes ganancias a Richard Hopkins. Este británico apostó 100 libras hace 10 años a que Hamilton lograría un Mundial antes de cumplir los 25 años. La cuota era de 500 libras por cada una apostada en la casa Ladbrokes, así que el señor Hopkins se ha hecho de oro. Su fe ciega en el piloto británico se remonta a la época de los karts. Lewis competía con su hijo y su talento conquistó, de inmediato, al apostante. No queda ahí la cosa: ya ganó otro buen montón de dinero al apostar que Hamilton ganaría una carrera con menos de 23 años.
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