Este artículo se publicó hace 17 años.
El hombre del saco
Dada la delicada situación del equipo, Juan Soler ha decidido echarse a un lado y darle plenos poderes al técnico
Enrique Marín
Juan Soler cambia de estrategia. Acorralado tras haber sacrificado a Amedeo Carboni, primero, y a Quique Flores, después, y ver cómo Ronald Koeman no está siendo el revulsivo que esperaba, el presidente y propietario del Valencia ha tomado la decisión de echarse a un lado y dar plenos poderes al técnico holandés para que reorganice la plantilla, aunque para ello (como es su idea) tenga que sacar la escoba y barrer del vestuario a los pesos pesados.
Cañizares y Albelda son dos objetivos claros, aunque la lista puede tener más nombres, según sea el discurrir de la temporada. Eliminado de la Champions y fuera de Europa al no clasificarse ni para la Copa de laUEFA, y séptimo clasificado en la Liga -es decir, exiliado también de los puestos europeos-, Koeman no sólo no ha mejorado la situación del Valencia, sino que incluso la ha empeorado. En Liga, cuatro partidos jugados, con un bagaje de una victoria (3-0 al Murcia), un empate (0-0 en Pamplona) y dos derrotas (1-0 en Santander y 0-3 en Mestalla ante el Athletic). Los números de Liga de Campeones son parecidos o peores: cero victorias, dos empates, una derrota (0-2 con el Rosenborg) y cero goles a favor.
Si los números de Ronald Koeman en el Valencia son para echarse a temblar, más aún lo es el juego que está desplegando el conjunto che, el pésimo ambiente que se respira en su vestuario, y el desengaño de una grada tradicionalmente exigente y nada pusilánime a la hora de criticar.
Bruins Slot, Bakero...
El fichaje de Koeman fue una decisión personal de Juan Soler. Aunque los favoritos eran Jose Mourinho y Marcelo Lippi, éste, por cierto, el aconsejado por Carboni para haber sustituido a Quique al término de la temporada pasada. Miguel Ángel Ruiz, pese a ser el director deportivo, no tuvo ni voz ni voto. Llegó Koeman junto a su segundo, Bruins Slot, y José Mari Bakero, a quien el técnico holandés ha hecho un hueco como auxiliar y le paga de su propio bolsillo.
La irrupción de Koeman en el vestuario del Valencia fue como el de un elefante en una cacharrería. Su llegada no pudo ser más desafortunada. Adelantar la hora de llegada a Paterna, insinuar que el equipo debe comer junto y fijar sesiones dobles de entrenamiento fueron sus primeras medidas. Todo esto, junto a una arenga en la que exigía el compromiso de toda la plantilla y avisaba de que su idea era jugar sin extremos.
Pero ahí no queda todo. Tras un par de semanas, en las que Koeman ha ido conociendo algo que en teoría debía haber previsto antes de aceptar la oferta del Valencia, el holandés empezó a quejarse públicamente de las carencias del equipo, sobre todo en mitad de campo. Es decir, que no ha hecho más que llegar y ya está pidiendo fichajes.
El pulso Carboni-Flores terminó con la destitución del director deportivo. El Valencia fichó entonces a Miguel Ángel Ruiz, ex secretario técnico del Atlético, en teoría responsable de los fichajes de Hildebrand, Alexis, Helguera, Sunny, Fernandes, Arizmendi, Mata y Zigic, aunque algunos los cerró Carboni. En total, ocho incorporaciones por un montante total de 49,4 millones de euros, número y cantidad éstas que Koeman pretende engordar en el mercado de invierno. Por supuesto, sin contar con Ruiz y con la idea entre ceja y ceja, porque así también se lo ha pedido Soler, de renovar el vestuario che.
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