Este artículo se publicó hace 12 años.
Un hombre sin miedo al riesgo
A punto de cumplir 62 años, Clemente debuta con el Sporting
A punto de cumplir 62 años (12 de marzo), Javier Clemente vuelve esta tarde a la Liga BBVA. No hay mejor regalo para un hombre que ya no tiene nada que perder ni que modernizar. Su tiempo ya pasó. Su vida como entrenador se reduce ahora a urgencias puntuales, a vidas casi póstumas. Pero a Clemente ya no le importa. Hizo éxito suficiente en otras épocas en las que nunca traicionó su derecho a la polémica y a declaraciones severas. Todavía hoy en el Sporting, reivindica su diferencia: "Si los chavales juegan como yo concibo el fútbol le metemos diez al Atlético".
Ahora, Clemente es un entrenador de paso, de contratos muy temporales y a contrarreloj. Antes de planificar nada, debe dar una orden. En el fútbol suele ser al contrario. Al menos, en el fútbol que Clemente conoció en su primera época en el Athletic, en el Espanyol, en el Atlético o en la selección. Pero no parece nada que le moleste a este hombre, que acepta sin herida su nueva posición. Se ha convertido en un entrenador sin desahogo en la clasificación, en una especie de Maguregui en los ochenta y en un tipo que ya no se sabe si está capacitado para durar mucho en un mismo lugar. A pesar del descenso, el Murcia lo intentó. Pero fue un fracaso y un gasto enorme de dinero en Segunda. Clemente salió riñendo con el mundo.
Su primera gran decisión, cargarse a Nacho Cases, la joya de la cantera
Ahora, lleva una semana en el Sporting, donde anuncia un imparable parecido con el actor Jack Nicholson. "Soy un entrenador distendido y trabajador que habla con los jugadores y se ríe con ellos". Pero en su discurso no entra un drama que, por otra parte, no es culpa suya. "He dicho a los futbolistas que, si salen pensando que vamos penúltimos no van a ganar ningún partido". Su primera gran decisión ha sido la de no convocar a Nacho Cases, lo que no tiene por qué recordar épocas pasadas con Lauridsen en el Espanyol o Sarabia en el Athletic. Clemente ya no mueve ese ego de entonces. Ahora, gasta más ironía y no le importa reconocer que carece de "varita mágica". Lo ha hecho en Gijón, aunque tampoco era necesario. Sus tres últimos equipos, Tenerife, Murcia y Valladolid, descendieron. De hecho, su último día, antes de ir a Camerún, fue el 16 de mayo de 2009 en el Camp Nou, en el que se consumó el desastre del Valladolid.
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