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De la iglesia a rey Midas de la NBA

Anthony Davis metió sus primeras canastas en la maltrecha y agujereada pista de una iglesia cercana a su instituto. Hoy tiene el mejor contrato de la historia de la NBA y muchos le ven como próximo número uno indiscutible

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Anthony Davis, durante un partido con Nueva Orleans. REUTERS

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Como los pandilleros y traficantes de droga hacían suyos los vecindarios y parques cercanos al South Side de Chicago en el que creció, el padre carpintero de Anthony Davis halló la solución para que su hijo y las dos hermanas de éste jugaran al baloncesto libres de amenazas. Levantó una amplia cancha de baloncesto en el patio trasero de la casa familiar. Y esa no fue la primera vez que Davis se las tuvo que arreglar para tirar canastas. El instituto al que acudió, el Perspectives Charter School, tiene un programa de matemáticas y ciencias con fama en EEUU, pero todo lo contrario en deportes. Sin gimnasio en el que practicar, jugaban en la maltrecha y agujereada pista de una iglesia cercana.

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Adoptado en la ciudad del Katrina

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Aquella época como aprendiz de all-star en el instituto guarda un momento de duda en el que pudo cambiar su brillante presente y futuro. Tras una primera prueba en el conocido programa de baloncesto MeanStreets, se dirigió a su padre en el coche, con el ceño fruncido para decirle que no quería continuar. “¿De qué estás hablando? Tienes todo el talento y la habilidad. Confía en nosotros: puedes hacerlo", trato de convencerle uno de los técnicos de aquel programa. Confió y los seguidores de Davis todavía hoy le enseñan asombrados los vídeos en YouTube de esos partidos con MeanStreets en los que se salió.

Davis, durante un partido con EEUU en el Mundial. Al Bello/AFP

Espigado como adjetivo quizás se queda corto. Mide 2,08 metros, pero su envergadura no le resta ni mucho menos agilidad. Tiene una impresionante habilidad con los pies pese a su físico y una zancada espectacular. Domina los dos aros y posee un gran tiro exterior, que ha mantenido por sus inicios en esta posición. De hecho, en el instituto le conocían como "El pequeño que lanza triples desde la esquina". La temporada que ha finalizado le sitúa como uno de los mejores anotadores con 24,4 puntos de media, el mejor taponador con 2,94 y en el top 8 de rebotes con 10,2.

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