Este artículo se publicó hace 15 años.
La inquebrantable esperanza de la grada G
Los fans de Lorenzo se adueñan de un sector de Montmeló y proclaman su fe
El dispositivo, novedoso, se ha montado con todo el esmero. Una bandera aquí, la otra en el lateral, la más grande en el centro, con el fondo negro y una leyenda inconfundible, Lorenzos Land, para que el territorio quede bien delimitado. Camisetas negras con el logotipo Por fuera, marca registrada de la casa, y pancartas idénticas para dibujar un mosaico homogéneo. Es la grada G.
El dominio de Jorge Lorenzo; el lugar donde, este año, por vez primera, se concentran centenares de seguidores lorencistas, con la esperanza de celebrar el primer triunfo del piloto mallorquín, en Montmeló, sobre una montura de Moto GP.
Y la cosa, de momento, pinta de maravilla. Lorenzo, que en la pole ha exhibido su orgullo culé departiendo con el presidente del Barça, Joan Laporta, casco azulgrana en mano, responde al mosaico que le saluda en la vuelta de reconocimiento, con un duelo trepidante con Valentino Rossi. "Me gusta Lorenzo porque es joven y es el único piloto capaz de complicarle la vida a Rossi", dice Alain, que ha venido desde Montpellier para alentar a Randy De Puniet, el único francés en MotoGP, pero se viste la camiseta de Lorenzo y se cuela en su mundo sin estridencias.
Banderas y logos marca de la casa delimitan el territorio lorencistaEsa perspectiva le ahorra las extremas emociones de los verdaderos fans, los que, exaltados, se levantan del asiento cada vez que los pilotos de Yamaha pasan por delante y se baten rueda con rueda por una primera posición que se van alternando, como si jugaran al gato y al ratón. "¡Son los amos!", exclama Gerard, miembro de un peculiar grupo: él, como Xavi y el resto de la pandilla, es seguidor de Yamaha, no de los nombres. "Valentino es más listo y Lorenzo, más agresivo", explica Xavi. "Cualquiera de los dos puede ganar, aunque Rossi tiene más números", prosigue.
Efectivamente. El marcador descuenta las vueltas anunciando el esperado final y Lorenzo devuelve a Valentino un adelantamiento que deja a media grada con la piel de gallina y un estruendo ensordecedor.
Los seguidores de Il Dottore, camuflados también en la grada de Jorge, se llevan las manos a la cabeza. Los del mallorquín agitan banderas y hacen sonar las bocinas, como anticipando el triunfo. Y enseguida las silencian, durante unos instantes: asisten a la última pasada de Rossi, espectacular, inesperada, definitiva. Una mueca de fastidio y un gesto de resignación recorren la grada.
Pero dura apenas unos minutos, el tiempo que tarda en aparecer el campeón mundial celebrando el triunfo, exultante, y Lorenzo, reivindicando su segunda posición con una bandera del Barça. Han ofrecido un fabuloso espectáculo y la hinchada, vestida del amarillo de Rossi o del negro de Lorenzo, se lo agradece.
Los pilotos, saltándose el protocolo, les corresponden. "¡Ha sido un final impresionante! Lorenzo habría ganado... de no tener a Rossi detrás", señala Cristian, que ha mantenido la ilusión del triunfo hasta el último instante. "Lo ha tenido ahí, ha podido ganarle. Jorge es el único corredor que puede dar emoción a esto", añade, sin rastro de decepción.
El triunfo de Rossi, reconocido, no desmoraliza a los fans del mallorquínEste domingo, la victoria ha sido para Rossi. En el próximo gran premio, quizá sea para Lorenzo. Porque Cristian, como la mayoría de seguidores de Lorenzo, confía en que la "valentía" y la aversión del mallorquín al "conservadurismo" le conduzcan, al final del curso, a lo más alto del pódium. "Este año, el Mundial será cosa suya", asegura Cristian, convertido al lorencismo tras el "cambio de carácter" del mallorquín. "Esta carrera tenía un factor psicológico importante", desliza Alain, antes de perderse en la pantalla, en busca de De Puniet...
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