Este artículo se publicó hace 14 años.
"La inspiración se nota; hay días en que me siento imbatible"
Palop. Portero del Sevilla. El valenciano vuelve a ser la bandera de un equipo con aspiraciones de llegar muy lejos en la 'Champions'
Dirige, anima, corrige... Andrés Palop (Alcudia de Carlet, 1973) vive los entrenamientos con la misma pasión que los partidos. Ese es, dice, el secreto de su longevidad en la portería. Aún siente la vocación de portero con la misma pasión que en la juventud. Su rendimiento el último mes ha sido decisivo para que el Sevilla vuelve a presentarse en una final. Esta tarde tiene otra cita importante en la Champions.
Getafe. Minuto 90. Un gol iguala la eliminatoria. Boateng dispara.
La parada no es muy difícil. Estoy bien colocado. Veo a Boateng con mucho ímpetu y tengo claro que le va a pegar a gol. Esa intuición que tuve hizo que reaccionara fuerte y bien. Lo más difícil de esa parada es el rechace. Consigo que vaya hacia un lado. Tiene mérito hacerlo con una mano dado la fuerza con la que viene el balón. Si en vez de ir hacia un lado sale frontal, quizá algún delantero podría haber rematado.
¿Se entrena mucho el modo para dirigir hacia la dirección correcta un despeje?
Es cuestión de brazo, hombro, muñeca, además de mucha práctica y técnica. No se trata sólo de la parada. Hay que trabajar el despeje. Tener entrenado que poniendo la mano de una manera, el hombro te proporciona la fuerza para desviar el balón hacia donde tú quieres.
Su rendimiento en el último mes ha sido excelente. ¿Qué parada recuerda como la más importante o decisiva?
Creo que fue muy importante una en el partido de Copa contra el Getafe en casa. Fue una pelota que remató Manu del Moral desde la izquierda. El balón pegó en un compañero y pude sacar el reflejo del pie para evitar el gol. Si hubiera entrado, la eliminatoria hubiese sido muy distinta.
¿Se nota la inspiración? ¿Percibe alguna sensación especial que le haga pensar que en una determinada noche es imbatible?
Sí. Hay veces que lo siento así, que va a ser difícil que me metan un gol. Claro, luego te puedes equivocar. Esa sensación suele aparecer cuando el partido es muy importante.
¿Podría describirla?
Desde el día antes ya empiezas a tener esa intuición. Luego en el calentamiento te sientes suelto, ves que te encuentras muy bien. La primera parada te sale redonda. El día de Getafe tenía esa sensación. Me metieron el gol, pero sabía que me iba a salir bien.
Luego, está la paradoja de sentirse decisivo, de ser el salvador en el día que el equipo patina. ¿Cómo se hace la digestión de esos dos sentimientos tan opuestos?
No me gusta, yo no quiero ser el protagonista. Yo quiero que lo sean los delanteros o los centrocampistas. A veces necesitas cierto protagonismo para darte a conocer, pero a mí ya me conoce todo el mundo. Preferiría que fuera de otros compañeros de los que más se hablase, pero está claro que hay partidos en los que el portero tiene que ayudar.
Su frase al finalizar el partido de Getafe, "así no me gusta el fútbol", le ha dado un gran eslogan a los sevillistas más críticos.
Yo me refería al partido en concreto. El Sevilla ha mostrado muy buen juego durante esta temporada y no hay que olvidar que ya estamos en una final. La verdad es que después he visto las imágenes del momento en que hago esas declaraciones y casi no me reconozco. Estaba con el corazón a mil por hora, casi no podía ni hablar de tanto agobio que se pasó. Fue un acto de sinceridad. Nos avasallaron. Tenemos una imagen labrada de muchos años, de un equipo fuerte, con ambición. Hablé con sinceridad.
Corre cierta corriente que dice que el Pizjuán se ha mestallizado, que la crítica es excesiva. Usted ha vivido ambos ambientes.
No, no es comparable. La afición de Mestalla es distinta a la del Sevilla. El Valencia, cuando se enfrenta a un equipo en teoría inferior, a los 15 minutos ya hay un murmullo de cabreo si fallas un pase o el equipo no funciona. El Sevilla, después de ganar todo lo que ha ganado y hacer un buen fútbol, se ha autoexigido. Pero yo le intento transmitir a mis compañeros que los que tenemos que enganchar al público somos nosotros. A poquito que le demos, lo agradece a lo grande.
Se apunta que desde la marcha de Dani Alves el Sevilla ya no fue lo mismo.
¿Cómo no vamos a notar a Dani, si lo nota el mejor equipo del mundo?
¿Cómo lleva Jiménez esa crítica tan feroz? ¿Qué le pareció la pitada al cambiar a Negredo a la media hora ante el Getafe?
Lo lleva muy bien. Es un hombre fuerte. Sabe que tiene al equipo y al club con él. Se demostró que ese cambio contra el Getafe fue el acertado. El que la lleva la entiende. Entró con muy buen pie. La gente entendió que era el adecuado para sustituir a Juande. No hay que olvidar que este equipo ha pasado por experiencias duras, hemos sufrido muchas lesiones. Para un entrenador es muy difícil alcanzar el mismo nivel de antes con estas circunstancias. La gente ha focalizado las críticas en Jiménez, pero creo que los jugadores también tenemos culpa cuando las cosas no salen bien.
Cinco años con Paco Leal como entrenador de porteros. ¿Algo tendrá que ver en su rendimiento?
Es un entrenador al que le tengo que agradecer muchas cosas. Cinco años juntos. Tiene un manual de entrenamiento muy sencillo que ha funcionado muy bien. Sabe amoldarse a la situación del jugador. Entiende cuándo vienes de un viaje largo o de un entrenamiento fuerte. Con la edad que tengo ha sabido encontrarme un método de trabajo regulador.
¿Sueña con goles encajados o con paradas?
Con los goles que me meten. Sufro mucho cuando encajo o perdemos. Me cuesta mucho olvidarlo. Las buenas cosas las olvido rápido. No me gusta regocijarme en mis buenas paradas porque me debilita. En el partido de Getafe, del que hemos hablado antes, hay detalles que no me gustaron. Y es en eso en lo que me centro para seguir progresando.
Ante el CSKA de Moscú le tocará parar en césped artificial.
El bote de balón es más rápido y más alto. Es muy diferente. En eso lleva ventaja el CSKA sobre nosotros. No estamos acostumbrados.
Urruti estuvo en tres Mundiales y una Eurocopa sin jugar un minuto. ¿Merece la pena ser tercer portero?
Sí. Están los mejores jugadores del mundo y es bonito sentirte dentro de ese grupo. Es mi última oportunidad. La próxima Eurocopa y el próximo Mundial ya me pillarán demasiado mayor.
¿Cuál fue su misión en la pasada Eurocopa? Marcó huella sin pisar el campo.
Aporté mi forma de ser. Yo era el mayor y uno de los que más trabajaba. Creo que el grupo se fijó y dijo ¿cómo no voy a trabajar yo si mira Palop, que apenas tiene oportunidades de jugar, y se machaca?
Se ha convertido en el jugador más querido por la afición. Ya ha hecho historia en el Sevilla.
Muchas personas me paran. Cuando voy a por mi hijo al colegio la gente me da las gracias. Yo tengo que devolverle todo el cariño. Me muestro como una persona cercana, no evito el contacto. Eso también lo valora la gente.
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