Este artículo se publicó hace 13 años.
El jazz de Nowitzki
El alemán se formó como jugador entre lecturas e instrumentos musicales
El partido de la liga de adultos empezó con unos minutos de retraso. En la pista, unos juveniles tuvieron que jugar una prórroga para desesperación de los mayores. Sentado en la grada a la espera de su turno, Holger Geschwindner puso atención en un espigado rubio de 16 años. "Tenía las condiciones, no las herramientas". Así fue el primer encuentro entre Dirk Nowitzki (Wurzburgo, 1978) y el gurú que moldeó la carrera de uno de los mejores jugadores europeos de baloncesto de las últimas décadas.
Se apoyó en los métodos del exjugador Holger Geschwinder
En ese primer vistazo, Geschwinder, olímpico con Alemania en 1972, tomó las medidas; luego tocó zurcir con sus métodos a ese chaval tan prometedor. Además de forjar su lanzamiento con un método casi científico, trabajó en la formación del muchacho. Le recomendó lecturas sobre Albert Einstein, Alejandro Magno y algunos de los principales filósofos alemanes. Y música. "El baloncesto es como el jazz. Un espectáculo de equipo en el que hay solistas espléndidos", suele repetir el gurú. Así que animó a Nowitzki a tocar el saxo, la guitarra y la percusión. Por último, una prohibición: nada de pesas.
El cambio del baloncesto al balonmano provocó un cisma familiar
Fue en aquellos tiempos cuando el Barcelona le echó el ojo a la joven promesa a pesar de que sólo llevaba tres años dedicado al baloncesto. Su padre, Joerg, entrenador de balonmano, se empeñó en convertirlo en un buen lateral izquierdo. En casa de los Nowitzki el baloncesto era cosa de mujeres. Helga, la madre, antigua integrante de la selección alemana, y su hermana Silke, eran las que lo practicaban. "Ellas lo jugaban, así que creía que el baloncesto era un juego de señoritas. Pero la primera vez que pisé una cancha descubrí lo mucho que me gustaba", ha afirmado el jugador. La decisión de abandonar el balonmano supuso una dura época en la relación padre-hijo.
Joan Montes, por entonces coordinador de la cantera azulgrana, viajó a La Coruña para seguirle la pista a ese jugador que recordaba tanto a Larry Bird. El ex manager general, Antonio Maceiras, también quedó asombrado ante su calidad en un campeonato de Europa celebrado en Tarbes (Francia).
Llegó a hacer dos entrenamientos con el Cornellá, vinculado del Barça
Nowitzki fue invitado a Barcelona a conocer las instalaciones del club y a un par de entrenamientos con el equipo vinculado del Cornellá. Aterrizó en el Palau el mismo día que Djordjevic fichó por el primer equipo. Se llegó a una especie de acuerdo por el cual los catalanes tendrían preferencia en caso de optar por la liga ACB. Sin embargo, la presión de Geschwindner evitó su fichaje. Hubo algún intento más un año después pero ya la NBA había lanzado la red sobre el alemán. Acudió a un encuentro entre las mejores promesas del mundo y ahí ya el Barcelona perdió todas las opciones de contratarlo. Unos meses después fue elegido con el número 9 en el draft de 1998.
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