Juande desespera a los holandeses

Ocho partidos de Liga después de su llegada, Juande Ramos presenta una gestión de contrastes. Intachable en lo aritmético (siete victorias consecutivas), pero reprobable en lo lírico, con la afición harta de aburrimiento y desesperada al observar cómo los recogepelotas desaparecen de la banda del Bernabéu en los últimos minutos ante el Racing para proteger una victoria. Juande también ha conseguido en tiempo récord que un buen número de jugadores de su plantilla se le rebele.

Hasta su futbolista talismán, Robben, el que soporta todo el peso ofensivo del equipo, empieza a estar hasta las narices del técnico por sus continuas sustituciones.

De los ocho encuentros, Juande le ha cambiado en cinco. El holandés no lo entiende, ya que se considera el jugador más en forma. La paciencia del extremo se colmó cuando el pasado sábado Juande se levantó del banquillo y le dijo que le iba a cambiar por precaución. El futbolista le contestó que no, hasta con aspavientos. No le sirvió de nada.

"Cuando aparece la fatiga se justificó luego Juande, corres el riesgo de lesiones y no estamos para eso. El partido estaba encarrilado y consideré que era el momento de que Robben saliera, a pesar de que él no quería". La explicación del entrenador no la escuchó Robben. Cuando concluyó el partido, ya se había ido. Por una puerta falsa, además, para que la prensa no viera su enfado. Según varios testigos, sorprendió por sus malos modos con el empleado que retiró su coche del aparcamiento.

Tampoco Sneijder y Van der Vaar están cómodos con su rol en el equipo. Y mucho menos Huntelaar, quien, un mes y medio después de su fichaje, según publicó As, ya no aguanta más y le ha dicho a su entorno que se quiere ir. Costó 27 millones de euros, pero apenas juega y no ha sido inscrito en la Liga de Campeones. Menos cuenta Saviola, quien ya declaró en Marca hace unas semanas que su situación con Juande "era intolerable".