Este artículo se publicó hace 14 años.
El jugador número 24
Fernando Hierro se deja ver junto a Del Bosque sobre el césped de Potchefstroom
José Miguélez
Salta al césped a la vez que los jugadores. No viste igual que ellos, ni que el cuerpo técnico, pero su uniforme, el oficial que ha ideado Adidas para toda la expedición, tiene más aspecto de chándal que de traje. No es la imagen al uso de un director deportivo, oficio generalmente cosido a una corbata. Fernando Hierro contempla el entrenamiento de cerca, dentro del campo, sentado en el banquillo junto a médicos y delegados.
En un momento dado, se levanta y se acerca a Del Bosque en medio de la hierba. Se une el doctor Celada (apellido que le ha salido ahora de galeno; de futbolista en el Sporting y en el Zaragoza, era conocido simplemente como Óscar) y entre los tres comentan la actualidad clínica del día, el susto de Xabi Alonso. Firma autógrafos como si aún vistiera de corto. Sale en la foto. Es uno más de la plantilla. Fernando Hierro es el jugador número 24 de la selección española.
Del Bosque, muy en su forma de ser, lleva la proximidad de Hierro con absoluta naturalidad. Le integra en su equipo técnico como a Toni Grande, su segundo, o a Javier Miñano, su preparador físico. Pero en realidad es algo más, es el jefe. La escena se ha vuelto cotidiana, pero es toda una novedad. Especialmente en la selección española. Imposible de ver en la anterior etapa, la de Luis Aragonés.
En Austria y Suiza, durante la Eurocopa, jamás se le vio al director deportivo de la Federación pisar el césped. Merodeaba por la trastienda del campo de concentración al pie de los Alpes, pero nunca se le captó tan cerca. No se supo si fue una prohibición expresa de Luis Aragonés o una concesión elegante de su jefe, pero el caso es que ninguna instantánea los sorprendía próximos.
Con Luis Aragonés, en la Eurocopa, siempre estaba en un segundo plano
Con Del Bosque ha cambiado el panorama. A Fernando Hierro se le siente dentro y fuera del equipo, se le ve detrás de muchas decisiones y ni siquiera disimula. El seleccionador confiesa abiertamente que consensuó con el director deportivo la lista y no lo ve como una intromisión.
El mismo día del anuncio, Hierro hasta se animó a justificarla oficialmente en primera persona del plural en algunas emisoras de radio. Y se encargó personalmente de comunicar su ausencia a alguno de los descartados de la primera lista de 30. No se esconde. Aunque ahora, ya metidos en el Mundial, anda algo reacio a conceder entrevistas individuales.
El debate sigue abierto. Hay quien no encuentra demasiado contenido al cargo de director deportivo dentro de una Federación, especialmente en lo que se refiere a la selección absoluta. Tampoco acaban de saberse con precisión las funciones de Hierro en este equipo o dónde acaba su influencia. Se conoce, por ejemplo, que su intervención fue decisiva para que Jesús Navas diera el paso de acudir a la selección. También que fue el encargado de anunciar a Karanka (técnico de categorías inferiores en España) la oferta de Mourinho para ser su segundo y hasta de convencerlo de que la aceptara. De hecho, el Madrid llamó antes a Hierro que al interesado.
Pero a Hierro también se le atribuye protagonismo en asuntos que no le competen tanto, como la presencia de Víctor Valdés en Suráfrica o la negociación con Guardiola sobre la conveniencia o no de citar a algunos jugadores a determinados partidos de la temporada, y en otros que han generado cierto malestar, como la prohibición a los jugadores españoles para acceder durante el Mundial a las redes sociales. Para bien o para mal, Fernando Hierro toma el volante. Se le ve donde no se le veía. Hasta dentro del campo. Es el jugador número 24 de la roja.
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