El león es Turquía y está herido. Su lista de bajas parece un parte de guerra (Volkan, Marco Aurelio, Belözoglu...) y quizá lo sea porque para sus jugadores el fútbol es a vida o muerte. Con Turquía no se juega. Sus futbolistas son radicales con una capacidad de supervivencia que ni en la selva. En este campeonato han estado muy amenazados por el viaje de regreso. Pero reaccionaron en la ultimísima parte con dos futbolistas de inmensa categoría: Nihat y Arda Turan. Nihat es de sobra conocido en España. Un pozo sin fondo cuando pisa área. Turam lidera a la nueva generación, la que jubiló a Hakan Sukur, Basturk y toda esa gente. Él es diestro y juega por la izquierda. Con su disparo tiemblan hasta las montañas de los Alpes.

Frente a la propuesta incendiaria de los turcos, Croacia es un equipo de ingenieros. En este campeonato más que nunca. Ha reunido una selección de jóvenes talentos entre los que Niko Kovac, 36 años, pone el punto de madurez. Se puede pasar toda la noche sin tocar la pelota, pero su presencia es una garantía de cobro. Con Kovac a su lado, el gran Luka Modric se siente como si tuviese un guardaespaldas para él solo.

Pero no sólo es Modric: es la cantidad de soluciones que ofrece Croacia cuando lleva la pelota. Los laterales Corluka y Prajnic son verdaderos extremos, dos puñales en toda regla. O la malicia de Rakitic. Es la nueva generación de Croacia, un grupo que no va a fallarle a Slaven Bilic. Él está convencido. Hasta pondría la mano en el fuego.