Este artículo se publicó hace 13 años.
"¿Cuándo limpio la casa por dentro?"
El nuevo auto de la jueza Pérez Barrios no aportó grandes novedades en el sentido estrictamente judicial. Se limita a desgajar la operación Galgo en diferentes partes para profundizar mejor. Sin embargo, la gran novedad está en el contenido de los gajos. Es la primera vez que aparece la EPO (dopaje de primera división) en esta operación. Y aparece en el auto de la jueza después de 50 días de toma de declaraciones a imputados y testigos. Que Marta Domínguez haya recibido esta sustancia poco antes de los Europeos le sitúa en una posición de difícil salida.
La EPO es la sustancia central en el mundo del dopaje en las especialidades de resistencia. Se trata de una hormona que eleva el número de hematíes (glóbulos rojos) al ser inyectada. La ecuación es simple. A mayor número de glóbulos rojos, más hemoglobina. A más hemoglobina, más oxígeno. Y cuanto más oxígeno transporte la sangre a los músculos, más se retrasa la fatiga. Y mejor marca se logra en 3.000 metros obstáculos.
El otro dopaje con mayúsculas en el deporte son los esteroides anabolizantes. Un dopaje que permite acumular cargas de entrenamiento y que sirve para construir músculo (anabolismo). La trembolona es una sustancia análoga de la testosterona, la hormona sexual masculina.
El lenguaje en clave es una de las características de la operación Galgo. Marta Domínguez quiso desmontar la existencia de este código en su entrevista del pasado martes en Veo7. Negó que las alusiones al oro, a los pendientes de platino, a la media botella de ron fueran lenguaje codificado. Sin embargo, sí reconoció la existencia de lenguaje codificado cuando preguntó a Alberto García: “¿Cuánto tiempo te lleva a ti limpiar la casa por dentro?”.
“Ahí sí que me refería a mi cuerpo”, confesó la campeona del mundo de 3.000 metros obstáculos. Y al reconocer la existencia de lenguaje codificado, Marta, en conversación con García (que dio positivo en 2003 con EPO), reconocía que habla en clave.
La operación Galgo es el último coletazo de las redes de dopaje que operan en España. Es una continuación de la operación Puerto (que descubrió 200 bolsas de sangre, muchas de ellas pertenecientes a ciclistas) y de la operación Grial, en la que se halló EPO y anabolizantes en el domicilio del marchador Paquillo Fernández. Nuestro país arrastra un problema crónico de dopaje que sólo la Guardia Civil parece ser capaz de atajar.
Pronto llegará el turno de las autoridades deportivas. El CSD y la Federación de Atletismo han de imponer las sanciones pertinentes. José María Odriozola, quien negó ayer una entrevista a Público por segunda vez, ya ha abierto expedientes informativos.
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